Revista Innombrable # 6 - Eterno Femenino Cuerpo y Erotismo - 2014 | Page 61

deseo. Quizá lo he aprendido en algún lado, en la pornografía, por ejemplo. Una mujer se ducha y un hombre la espía. Cuando el hombre es descubierto, hacen el amor. El agua recorre el cuerpo de ella y uno está que se corre. Debe ser eso, la belleza física es eso. Algo que aprendemos con el tiempo. No importa, me desnudo y entro. La tomo por el cuello y la beso. Ella me besa también. Sabe que lo haremos y lo hacemos. Esta vez, por encima de lo decente. Soy bueno porque la quiero. De algún modo la quiero. Ha despertado en mi cerebro el sentimiento del deseo. Daría mi vida por ella en este momento. No dudo un segundo de su belleza. Estoy follando a la mujer más bella de este mundo. Es así siempre que se quiere. No importa si se quiere únicamente por un momento. El amor no es eterno. Además de eso, puede durar muy poco. Un instante, un momento. Al salir, Sandra bufa. Dice que este sí fue bueno. Asiento con la cabeza y le digo: te lo dije, no tienes que ser comprensiva conmigo. Cuando algo no está bien, no lo está. No importa cuánto empeño pongas en lo contrario. Está de acuerdo, dice que en adelante así será. Por cierto, agrego, tu café es una mierda. 5 Sandra debe salir, su madre ha llamado desde Guadalajara. Sandra prometió enviarle dinero para su manutención pero hasta ahora no ha cumplido su palabra. La madre ha llamado para reclamar. Sandra se excusa, dice que en seguida le enviará algo de pasta. Sandra y su madre son así, la madre viaja y Sandra corre con los gastos. Desde muy pequeña ha aprendido a ganarse el pan. Ha tenido que ver por ella y por su madre que no sabe hacer nada. No es buena ni para conseguir un amante, me confesó Sandra en alguna ocasión. Uno con plata, que la mantenga, dijo. No tardará, según la misma Sandra, pero yo pienso que sí. Ha ido al Banco a depositar. Una cosa así siempre es tardada. Me pide que la acompañe pero me niego, prefiero estar en casa y descansar. Cuando sale, siento la necesidad de escribir. Estoy solo, y cuando estoy solo, escribo. Llevo tanto tiempo haciéndolo que no lo puedo evitar: Sandra sale, y ya pienso en la primera frase. Doy vueltas por el apartamento en busca de papel y lápiz. No es difícil de encontrar. En un cajón de la cómoda lo encuentro. Es un cuaderno a raya y una pluma de tinta negra. No necesito más. Abro el cuaderno y leo. Hay algo escrito. Son anotaciones de Sandra. Nada personal, se trata del cuaderno que 55