Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 8
Redescubrir la diversidad
La consideración de
la multiculturalidad, de
la diversidad
cultural tiene que ser
un aspecto esencial
de la responsabilidad
de los Estados,
de las empresas
y las ONG.
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modo que no sea esta idea de “respetemos este pasado”, y eso provoca problemáticas completamente nuevas.
Hubo tantos acontecimientos en años
recientes en cuanto a las culturas. Primeramente el desarrollo de una construcción continental, la Unión Europea, ha
provocado paradójicamente un renacimiento de las culturas y a veces también
de entidades políticas correspondientes.
Sucedió en España, en Italia, en Bélgica,
para mencionar a algunos países de Europa Occidental.
Por otro lado nació a la vida política
Eslovaquia, que es notable, que
vive de verdad. Se desmembró
Yugoslavia, no se sabe todavía
en cuantos pedazos.
En América Latina se han
despertado las culturas indígenas, los pueblos originarios, muy
particularmente en el mundo andino,
con grandes consecuencias en la esfera
política, y probablemente esto es sólo
un principio. Pienso también, para dar
otros ejemplos, en todo lo que significó
ya en el año 1993, la Asamblea Episcopal Católica Latinoamericana de Santo
Domingo, que seguía a las de Medellín
y Puebla, muy marcadas estas por los temas de la Teología de la Liberación, tal
vez en algo negligentes en el tema cultura, y este tema volvió como reacción a
través de la Asamblea de Santo Domingo muy marcadamente y posiblemente
además con un matiz polémico.
Yo he vivido bastante de cerca también el desmembramiento de la Unión
Soviética, que ha provocado el renacimiento de muchas culturas particulares
bálticas, caucasianas, turcomanas, sin
hablar de particularidades internas de
la nueva Rusia que es un Estado “federal”, y esta no es una palabra solamente de conveniencia sino que es la
realidad.
En su tiempo el Papa Juan Pablo II
hizo reaparecer en el vocabulario católico la palabra nación, que había desaparecido en los 30 o 40 años anteriores. No
es que haya querido restablecer el viejo
sistema de los Estados nacionales, pero
volvió a darle peso a esa palabra en el
sentido de entidad cultural precisamente, afirmando que lo que hace una nación es su cultura. Las culturas precisamente tienen una diversidad enorme, y
la nación tiene que ser, en cuanto cultura, plenamente respetada. El acusó mucho a los diversos Estados vecinos a su
patria de haber faltado el respeto a la cultura y la nación polaca durante 3 siglos.
Todos estos han sido acontecimientos de gran peso en los 20 o 30 últimos
años, no previstos en los primeros diseños, después en la segunda Guerra Mundial. ¿Es esto poner un alto a la mundialización? Probablemente no. Sin embargo
es poner un alto a la homogeneización
que se desarrollaba con cierta ingenuidad con el progreso tecnológico después
de la segunda Guerra Mundial.
La consideración de la multiculturalidad, de la diversidad cultural tiene hoy
claramente que ser un aspecto esencial
de la responsabilidad de los Estados,
como así también de las empresas y las
ONG de todo tipo. Son conocidas por
todos las tensiones que ha vivido recientemente la Unión Europea con un esbozo constitucional rechazado por los pueblos en el año 2005. Esto es interesante
porque si bien no todo el pueblo se manifestó, donde hubo manifestación del
pueblo el referéndum se rechazó. Donde
los Estados no contaban con el pueblo, y
quisieron ratificar por medio del gobierno y del parlamento, todo fue bien.
Se ha descubierto que la marcha hacia adelante de Europa no va sin un gran
respeto a muchas particularidades. Esto
no se pensaba hace 20 o 30 años. No es