Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 50
Dialogo con los más pobres
Ese Estado de
Bienestar no es
progresivo ni tiene un
efecto importante en
la redistribución del
ingreso. Son los más
ricos los que más
reciben.
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bién una parte a la educación, y lo que
nos interesa destacar es que es un reparto que no ha favorecido a los más desfavorecidos. El quintil más rico recibe una
parte mayor de los gastos sociales que el
quintil más pobre.
Ese Estado de Bienestar no es progresivo ni tiene un efecto importante
en la redistribución del ingreso. Son los
más ricos los que más reciben y básicamente el gasto de seguridad social llega
a los más ricos, que son los que están
cubiertos por la seguridad social.
En estos últimos años hubo grandes problemas de ingresos en los
gobiernos para poder incrementar ese gasto social.
El sector informal es una
parte muy importante de la
población. Parte de la población en América Latina tiene
cobertura de seguridad social, la cobertura en promedio es de 37 %, pero
en el sector rural solamente 24%, en
los más pobres solo es un 16%, en las
mujeres todavía es más bajo que en los
hombres.
Por lo tanto tenemos una cobertura a un sector informal muy baja, y tenemos una presión fiscal que todavía
es muy baja. El valor de la presión fiscal para América Latina es la mitad que
para la OCDE. Hay excepciones, como
el caso de Brasil. Esa relativa dificultad que tienen los gobiernos para recaudar, limita su capacidad para hacer
políticas sociales. Entonces hay problemas con los ingresos públicos. Está
pendiente una reforma fiscal en la mayor parte de los países. Hay una reducida capacidad del Estado para recaudar
porque hay corrupción, burocracia, leyes complejas, y en las elites no hay una
coalición que pueda asumir costes en el
corto plazo para tener beneficios en la
matriz del largo plazo.
En este entorno de limitaciones a
los ingresos nos encontramos con programas estrella para los más pobres, por
cantidades muy pequeñas pero importantes para los receptores. En la mayor parte
de los países son programas que apenas
consiguen tener medio punto o un punto
del PIB, y son solo una parte de un conjunto complejo de políticas sociales.
Esos programas estrella están sobretodo destinados a mejorar la inserción
en el mercado laboral de los más pobres,
pero en muchas partes, en los pueblos indígenas sobretodo en la zona rural, no
van a tener un efecto igual de potente o
un efecto por lo menos, porque eso ya
sería suficiente, como lo tienen en las zonas urbanas, donde sí van a tener un mayor impacto.
Como conclusión podemos afirmar
que cada vez está más claro el diagnóstico de la pobreza como un fenómeno
multidimensional complejo, que hay que
abordar de una manera compleja. Cada
vez están más claras las políticas para
combatir la pobreza y hay evaluaciones
que permiten afirmar si determinadas
políticas consiguen resultados. Lo que
no parece existir es una coalición capaz
de hacer la transformación. Es decir que
sabemos cómo hacerlo pero no tenemos
los recursos para hacerlo, con la excepción de Chile o Brasil.
Chile es uno de los países que más
ha crecido en América Latina y por tanto es el que ha obtenido mejores resultados. En el caso de Brasil tenemos un país
que ha crecido muy poco pero que sí ha
tenido resultados en reducción de la pobreza, a pesar de que el gasto público ha
sido muy bajo, es un 1 % del PIB en un
país cuyo gobierno gasta el 35 %. Eso es
todo lo que se ha gastado en políticas localizadas en los más pobres. No hay dinero o hay un dinero muy limitado para
esas políticas.