Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 49
Dialogo con los más pobres
9 %. Por tanto esto es lo que explica que
existan tantas dificultades para estimar el
número de indígenas.
Entonces este es un problema de partida, con todas las cautelas que nos exige este tema de identificación, y esta
comprensión de unos pueblos indígenas
complejos, es decir que no todos viven
en el campo como decía el profesor Martí. Hay muchos que viven en las ciudades,
y para muchos a lo mejor la cuestión de
la tierra no es tan relevante porque viven
en una zona urbana y los problemas de
pobreza urbana son muy diferentes a los
problemas de la pobreza rural.
Pero a pesar de todo esto tenemos
estimaciones de pobreza indígena. Sabemos que siempre es mayor que las de los
no indígenas, y –como en toda América
Latina– es siempre mayor en zonas rurales que en zonas urbanas.
En Bolivia la pobreza no-indígena es
de 47 % y la indígena es de 59 %, pero si
nos vamos a las zonas rurales la pobreza
indígena llega al 86%. Es decir que casi
el 90% de los indígenas son pobres, pero
también el 75% de los no-indígenas son
pobres.
En Ecuador lo que sabemos es que
de los indígenas el 80 % son pobres, de
los no indígenas el 58 %, en Guatemala
tenemos para la zona urbana 49 % y 16
%, en la zona rural 82% - 60%, en Perú
63 % de pobreza es indígena frente a un
42 % de no-indígena. Por tanto siempre
es superior para indígenas. En el caso de
México, tenemos datos un tanto diferentes; están hechos con municipios indígenas y no indígenas. Los municipios indígenas tienen una pobreza que duplica a
los no indígenas.
Este es el dato principal que me interesa destacar, y esto se manifiesta en
otros muchos indicadores, como ser en
el acceso al sector formal del mercado
de trabajo, años de escolaridad, acceso
a servicios básicos. Siempre nos vamos
a encontrar con que es superior la pobreza en los pueblos indígenas que entre
los no indígenas. Siempre tenemos datos mucho más altos, en muchos casos
el doble o más del doble, para indígenas
que para no indígenas.
No hay mejoras en la reducción de
la p obreza en la década de los 90. En
los datos vemos que –con excepción de
Chile– los Estados han fracasado o no
han tenido interés en lograr un compromiso real de recursos para reducir la pobreza indígena. A pesar de que probablemente estaba en la agenda, otra cosa
es que haya resultados.
Sabemos que la pobreza en pueblos
indígenas ha disminuido levísimamente
en Guatemala, en Bolivia sigue siendo
igual, en Ecuador igual, en México igual
y en Perú también igual. Estamos hablando de poblaciones que están excluidas; si bien no son los únicos, porque
hay muchos excluidos en América Latina, estos son parte de los más excluidos.
Chile es una excepción, porque los estudios y los análisis así lo muestran. La
pobreza de los no indígenas en Chile ha
caído del 26% al 16% entre el 96 y el
2006, pero para los indígenas se ha sentido mucho más fuerte el efecto: ha caído de un 40 % hasta un 22 %.
Para ir terminar quiero referirme a
las políticas sociales. En la última década, después de todos los recortes de los años 80’, después de la
creación de un Estado de Bienestar truncado que no llegó a
todos, tenemos un Estado de
Bienestar que ha incrementado sus recursos, que ha pasado de 13 puntos a 16 puntos,
un gasto que se ha ido básicamente a pensiones, la
parte principal de la seguridad social, aunque tam-
Sabemos que en
América Latina
siempre la pobreza
indígena es mayor
que la no indígena,
y es mayor en zonas
rurales que urbanas.
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