Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 38
Diálogo con los más pobres
En la década
de los 90 se creó un
régimen internacional
sobe los derechos
de los pueblos
indígenas y
se conquistaron
espacios en el sistema
internacional.
siones, la relacional y la espacio-temporal que, en este caso, se conectan con el
fenómeno de la globalización y su influencia en la forma en que operan los
gobiernos –de donde surge el concepto
de governance.
El concepto de governance pretende
mostrar que durante los años noventa
no sólo cambió la forma de las instituciones de los estados latinoamericanos
(a raíz de la ola de procesos de transición
hacia regímenes democráticos), sino que
también lo hizo debido a la erosión
que supuso el proceso de globalización en su soberanía1. En este contexto apareció el concepto (y debate sobre) la governance (Pierre y
Peters, 2000: 163-166), un debate que da cuenta de la progresiva
desaparición de la política desarrollada bajo los parámetros de la
sociedad estatal clásica (Garretón ed
2003) y del desplazamiento del poder y
del control estatal hacia otras instancias:
hacia arriba –upward– a las organizaciones internacionales, a las redes transnacionales y a grandes empresa globales;
hacia abajo –upward– a los gobiernos
locales, departamentos y regiones; y hacia fuera –outward– a comunidades y a
organizaciones sin fines de lucro del tercer sector como ONG y quangos (Pierre y Peters 2000: 77).
El impacto de este triple proceso de
“desplazamiento del poder” en los gobiernos latinoamericanos ha sido a menudo incontrolado debido a la dificultad que han observado éstos a la hora
de dirigirlo, y orientarlo, y por ello mu-
chas veces se ha manifestado en una pérdida de capacidad institucional. Y en esta
debilidad del Estado no ha sido ajena la
emergencia de los movimientos indígenas, en tanto que ha supuesto una ventana de oportunidad –“por arriba, abajo
y desde fuera”– en la que encontraron
aliados y recursos.
Por “arriba” aparecieron redes transnacionales de activistas2 (advocay networks) que centraron su trabajo en los
derechos de los pueblos indígenas y en
la conservación ecológica. Por “abajo”
coincidieron una generación de antropólogos comprometidos y una nueva
doctrina pastoral de la Iglesia Católica
beligerante con los desposeídos y temerosa por la nueva “competencia” religiosa en la región. Y por “afuera” fluyeron
los recursos de las ONG para el desarrollo (y etno-desarrollo) ante el proceso de terciarización y “liberalización” de
servicios impulsado por los Estados en
su afán de reducir su función de prestador de servicios.
Cada uno de los tres “huecos” por
los que los pueblos indígenas tuvieron
aliados fue relevante y crucial. Con todo,
a nivel político las redes transnacionales
desarrollaron una tarea vital que tendría
un gran impacto, a saber, impulsaron
la creación de un conjuntos de principios, normas, reglas y procedimientos de
toma de decisiones sobre el área temática de los derechos de los pueblos indígenas. El trabajo que éstas realizaron
fue tan intenso y fructífero que la literatura especializada (Brysk 2009) coincide en afirmar que durante la década de
La governance habla de un nuevo escenario en el que la forma de gestionar los asuntos públicos y la capacidad de satisfacer las demandas sociales ya no está controlado por los gobiernos debido a que el
proceso de elaboración de políticas es cada vez más el resultado de la interacción de un amplio conjunto d e actores de naturaleza muy diversa (Vallès, 2006: 429-430).
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A través de estas redes se creó el Grupo de Trabajo de los Pueblos Indígenas (GTpi), que fue un foro
muy importante reunía anualmente representantes de organizaciones indígenas, gobiernos, organismos internacionales e intergubernamentales y de ong para con el fin de la promocionar y proteger los
derechos y libertades de las poblaciones indígenas.
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