Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 140

Fundación Huerta Niño Desarrollo comunitario y creación de capital social Llevan adelante el programa con técnicos del INTA (Instituto Nacional de Tec- El objetivo es producir alimentos sanos y libres de productos tóxicos, durante todo el año. 158• FORO nología Agropecuaria), la colaboración de los padres y los docentes de instituciones educativas. Las huertas se instalan en escuelas rurales del interior de la Argentina, donde existen imperiosas necesidades de carácter nutricional. Ya desarrollaron 54 huertas y tienen 11 más en proyecto. El objetivo es producir alimentos sanos y libres de productos tóxicos, durante todo el año. Buscan así mejorar la calidad de alimentos de los niños y sus familias, desarrollar en los chicos hábitos y técnicas de trabajo de horticultura, estimular la realización de huertas familiares,  provocando así un efecto multiplicador que fortalece a la comunidad toda, y ofrecer a la mujer que sostiene sola su hogar un medio de lograr el sustento básico. El plazo total para la construcción de la huerta es de 12 meses; se empieza durante el ciclo lectivo. Los principales beneficiarios del proyecto son niños de entre 6 y 12 años, de zonas rurales desfavorecidas, que asisten a las escuelas donde se encuentran las huertas. Son principalmente criollos y –en algunos casos– aborígenes. Las mujeres son las que, en general, terminan siendo las “huerteras”, es decir las que se encargan de llevar adelante el trabajo. Sus maridos tienen “trabajos golondrinas”, por lo que abandonan el hogar durante largos períodos. Ellas se hacen cargo de la huerta escolar, colaborando para obtener el alimento que consumirán sus hijos. La generación de semillas y abono autoalimenta la huerta en forma orgánica, alejada de productos tóxicos y químicos que puedan dañar la tierra. Una vez que se encuentra en funcionamiento la huerta, la Fundación sigue manteniendo contacto para efectuar un monitoreo, aportar soluciones en caso de que la escuela lo necesite, y para acompañar o encarar nuevos proyectos. La Fundación supervisa la obra durante las etapas de construcción y puesta en marcha de la huerta. Se ocupa de las funciones básicas requeridas en áreas contables, financieras, administrativas, de rendición y auditoría, y de los gastos operativos, gestiones con la comunidad y con la escuela hasta la firma de la Carta Acuerdo, viajes de supervisión “in situ” y traslados del técnico (viáticos, transporte, alojamiento), material didáctico para la capacitación de alumnos, padres y docentes. INTA provee técnicos que enseñan a las familias la construcción y mantenimiento de la huerta. Proveen además de las semillas necesarias para la puesta en funcionamiento de la huerta. La Fundación obtiene gran parte de los recursos a través de la participación en distintas convocatorias de empresas, organismo internacionales y concursos estatales. •