Revista Foro Ecuménico Social Número 12. 2015 | Page 120

Responsabilidad Social y Ciudadana La confianza tanto en los políticos como en los empresarios, así como su liderazgo, están más bajos que nunca. Cristiani y Ravasi 70• FORO Por lo tanto tienen un papel esencial que no pueden eludir, en cualquier debate social y económico. Pero, hay otros actores en este proceso que también tienen un rol fundamental: los gobiernos y los ciudadanos. Resulta así indudable e indelegable la responsabilidad de los gobiernos y de los organismos internacionales en la creación de las condiciones e implementación de las políticas públicas para el adecuado funcionamiento de las sociedades y los países. El sector público debe fortalecer las instituciones y establecer los marcos de gobernabilidad adecuados a esta realidad, promoviendo políticas públicas adecuadas a los desafíos. La sociedad, a su vez, debe promover nuevos valores ciudadanos que sean la base para nuevas formas de vivir y de consumir, ya que los actuales patrones son a todas luces poco sustentables. La sustentabilidad precisamente es un valor presente en la agenda de las empresas desde hace más de 40 años. Incorporada con el nacimiento del Club de Roma, se fue consolidando en las cumbres de Río de Janeiro de 1992, Johannesburgo en 2002 y nuevamente Río en 2012. En ese recorrido las empresas han ido asumiendo compromisos tanto en materia ambiental como en RSE, diseñando estrategias alineadas con el negocio, superadoras de las acciones filantrópicas. Nuevos conceptos, como el de Creación de Valor compartido, planteado por Michael Porter, o el de Desarrollo Local Integral, detallado por el Profesor Marcelo Paladino, o el de Responsabilidad Civil de las Empresas, expresado por el profesor Stefano Zamagni, soportan desde lo académico y conceptual nuevas experiencias y nuevos caminos. Desde el sector empresarial, el WBCSD produjo dos documentos, “Visión 2050” y “Changing Pace”, que brindan un marco de actuación y enriquecen el debate. No obstante, a pesar de este recorrido, algo se ha hecho mal o no se ha hecho lo suficiente, ya que a 20 años de que los jefes de Estado reunidos en Río de Janeiro se comprometieran con el desafío de satisfacer equitativamente los derechos al desarrollo de las generaciones presentes y futuras, el mundo hoy padece los mismos problemas de entonces, sólo que ahora son más urgentes. Urgencias y desafíos que hay que afrontar en momentos en que la confianza tanto en los políticos como en los empresarios, así como su liderazgo, están más bajos que nunca. El camino hacia la sustentabilidad es irreversible; por lo tanto, promover un diálogo productivo, estableciendo un nuevo marco de relaciones entre empresas, sector público y sociedad, con capacidad de crear las condiciones para el desarrollo de las soluciones a los retos que comprometen el futuro de todos, se torna imprescindible. La agenda local La agenda de sustentabilidad es global pero se refleja en lo local; por tanto, no se puede desvincular una de la otra. Los temas son los mismos. Lo que cambia quizá son las prioridades o el énfasis de acuerdo al entorno y a la realidad de cada país. En Argentina la pobreza y la desigualdad son realidades que nos cuestionan. La pobreza no es un fenómeno nuevo