Revista Foro Ecuménico Social Número 12. 2015 | Page 10

Atrio de los Gentiles en la Argentina Cardenal Gianfranco Ravasi Economía, ética y religión Presidente del Consejo Pontificio de la Cultura del Vaticano Una premisa El horizonte temático sugerido por el Ravasi con Julio Martínez, Rector de la Universidad Pontificia Comillas. En el cristianismo se da, en cambio, una intersección entre fe e historia y, por eso, un contacto entre religión y política. 10• FORO argumento que hemos escogido, basado en el trinomio “economía, ética y religión”, es evidentemente inmenso y admite infinitos recorridos de análisis y múltiples resultados de balance y de síntesis. Es indudable, por ello, que ésta pueda ser solamente una reflexión emblemática dentro de la cual se abran espacios blancos, susceptibles de ulteriores y amplias consideraciones. Procederemos, por tanto, de manera casi didascálica con una premisa y un corpus sucesivo de cuatro ideales “puntos cardinales”, inscritos en un mapa que admite, evidentemente, otras definiciones orientativas. Trataremos, además, de considerar la categoría “economía” en su acepción básica de “ley (nomos) de la casa (oikos)” del mundo, exaltando por tanto su dimensión “humanista” y social y excluyendo su reducción a una cuestión meramente “financiera”. Iniciemos con la premisa general. El escritor católico inglés Gilbert K. Chesterton afirmaba: “Toda la iconografía cristiana representa los santos con los ojos abiertos sobre el mundo, mientras que la iconografía budista representa todo ser con los ojos cerrados”. Se trata, por tanto, de dos diferentes tipologías que tocan nuestro tema. Por una parte, tenemos una concepción más exquisitamente trascendental, absoluta, que busca, cerrando los ojos, ir más allá del mundo, la historia, el tiempo y el espacio, con su fragilidad, su finitud, sus límites, su pesantez. Por otro lado, en cambio, está la visión cristiana profundamente imbricada dentro de la sociedad y de la cultura, hasta tal punto que constituye una presencia imprescindible, a veces incluso explosiva. En efecto, como es sabido, la tesis central del cristianismo está en la encarnación: “El Verbo se hizo carne” (Juan 1,14). Se trata de una contraposición radical respecto a la concepción griega que no admitía que el lógos se confundiera, se difuminase introduciéndose en la sarx, la carne, o sea la historia. En el cristianismo se da, en cambio, una intersección entre fe e historia y, por eso, un contacto entre religión y política. Por ello mismo, tratar semejante tema entra en los fundamentos mismos de la experiencia judeocristiana y, por ende, de la Biblia, que por otra parte es también el “gran Código” de nuestra cultura occidental. Es notable que Goethe consideraba el cristianismo la “lengua madre” de Europa, pues representaba una suerte de “imprinting” que