Revista Foro Ecuménico Social Número 11. 2015 | Page 36
Borges y la trascendencia
María Kodama
Borges y la experiencia mística
Presidenta de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges
El camino elegido
por Borges consiste en
perseguir esa noción
de Verbo como “el todo”,
al que el poeta solo
tendrá una posibilidad
de acercamiento a través
del imperfecto verbo.
Juanita Ceballos lee una carta
de María Kodama (Salón
Dorado del Palacio San Martín)
36• FORO
Si
pensamos en el Evangelio, cuando
dice: “En el principio era el Verbo, y el
Verbo se hizo carne y habitó en medio
de nosotros”, nos hallamos ante una bifurcación del significado de la palabra
‘verbo’ a través del tiempo. El camino
elegido por Borges consiste en perseguir
esa noción de Verbo como “el todo”, al
que el poeta solo tendrá una posibilidad
de acercamiento a través del imperfecto
verbo, la palabra.
Debemos, también, analizar los rasgos que caracterizan a la mística. En casi
en todos los autores especializados en
esta materia, hallamos respuestas parecidas: Un estado místico es inefable, no puede explicarse ni definirse a alguien que no ha tenido
la misma experiencia. Es más
una manera de sentir que un camino recorrido por el intelecto.
Sin embargo, aunque el estado
místico es afín a la emotividad
del sujeto, es, también, un estado de conocimiento.
Interesa, especialmente, al
intelecto porque, aunque el que
sufrió la experiencia no pueda expresarla en palabras, está
convencido de que sabe, tiene
la certeza de que ha accedido a
un universo totalmente diferente, al universo real. Estos estados místicos, además, no pueden durar
mucho tiempo. Son transitorios aunque,
cuando se sigue un determinado modo
de vida, puede aumentar su frecuencia.
(…)
Quizá nada despierte más compasión
–en el sentido etimológico de la palabra–
que esa sensación de un patético orgullo
propio del agnosticismo. Aquel que cree
en Dios lo afirma y lo da por sentado; el
ateo igualmente está seguro de su negación. En el caso del agnóstico, cada instante lo encuentra tratando de aprehender lo inasible, a través del único medio
que nos hace seres humanos, la capacidad de razonar, y que, paradógicamente
nos limita en esa otra dimensión que indagamos. Nadie, tal vez, está más próximo a Dios que el agnóstico.
Borges, a quien su padre enseñó, desde niño, filosofía, sintió desde muy temprano, desde la infancia, la inquietud metafísica. Y junto a las explicaciones de las
aporías de Zenón de Elea, estaba el recitado y comentario de los versículos de la
Biblia, por el lado de su abuela inglesa.
Así mezclados el razonamiento y el Libro de Libros, creció bajo el signo del agnosticismo que, de algún modo, heredó
de su padre, librepensador.(...)
Es natural que Borges se sintiera atraído por los sufíes, ya que el sufismo produjo hombres que fueron no solo grandes místicos sino también poetas. Persia
es, quizá, el país que contó con más poetas místicos, inspirados por una profunda
experiencia espiritual. Los cristianos tienen a San Juan de la Cruz, un poeta místico de la misma jerarquía que Attar .