Revista Foro Ecuménico Social Número 11. 2015 | Page 22
Atrio de los Gentiles en la Argentina
Las diversidades,
para la gente,
no son motivos de
enfrentamiento sino
más bien riquezas que
pueden ser donadas
recíprocamente.
Consejo Consultivo del
Atrio argentino
22• FORO
actuación, en distintos momentos, de la
maravillosa orquestra “Creciendo en Armonía” compuesta por chicos y chicas
provenientes de zonas rurales de los alrededores de Mar del Plata, del Coro de
niños de la Casita Lourdes, de Plátanos,
y de la Agrupación Coral Plátanos con la
ejecución de la Misa S urera, ambos coros provenientes de la extrema periferia
sur del Gran Buenos Aires, dirigidos por
la maestra Lucía Ceresani?
Dentro de mí llevo la fraterna acogida de los Padres Jesuitas en su
casa, en la manzana jesuítica, en la
ciudad de Córdoba. Fue muy sorprendente lo que
vivimos en la Universidad Católica y
en la Universidad
Nacional de Córdoba. Muchísimos
fueron lo que asistieron a los distintos paneles en las dos universidades y sobre todo muy numerosa y activa fue la
participación de jóvenes y estudiantes de
ambas universidades. Pero personalmente, habrá sido por la calidez de la gente de
Córdoba junto a su notable preparación
cultural, me sentí como sumergido y envuelto en un clima de profunda humanidad. Y, por último, como una caricia para
el alma fue asistir, por la noche, al espectáculo de Tango con el Ensamble de Música Ciudadana de la Ciudad de Córdoba
en la Explanada del Cabildo de la misma
ciudad.
Esto ha sido el Atrio: el encuentro
entre gente de la cultura y de altos estudios, entre gente de negocios y gente
comprometida en lo social, entre gente
del arte y gente de la periferia y del interior del país... cada uno ha ofrecido, de
un modo gratuito y recíproco, su talento, fruto de esfuerzo, de profesionalidad
y de entusiasmo. Si alguien pensaba que
el Atrio es para una elite, ha sido rotundamente desmentido.
Nuestro pueblo tiene un profundo
sentido, una propensión interior y una
capacidad natural de romper barreras,
crear espacios adonde encontrarse, y las
diversidades, para la gente, no son motivos de enfrentamiento sino más bien
riquezas que pueden ser donadas recíprocamente. Las divisiones que, a veces
experimentamos, son más bien ficticias y
dirigidas ideológicamente que reales.
Un amigo, Tino, por muchos años
Director del Teatro Coliseo de Buenos
Aires y que por su trabajo tenía relaciones con artistas de varios países, me contó que un día lo llamó un artista inglés
anglicano pidiéndole que fuera padrino
de bautismo de su hijo. Tino le manifestó que no sabía si podía, porque él era
católico, y entonces el amigo le contestó: “¿que tenemos que ver nosotros dos si, siglos
atrás, Enrique VIII y el Papa se han peleado?”.
Una gran pionera del diálogo a todo
campo, Chiara Lubich, en una conversación, nos decía que cuando nos presentemos frente a Jesús al final de la vida habrá algunos le dirán: ”Señor, nosotros somos
católicos... nosotros somos luteranos... nosotros
somos ortodoxos... nosotros somos anglicanos...
nosotros somos judíos... nosotros somos musulmanes... nosotros somos hinduistas... nosotros
somos no-creyentes...” y Jesús les dirá: “ustedes son míos... ustedes son míos...”.
Como lo dije al comienzo, “el broche
de oro” del Atrio tuvo lugar en la Fundación Misión Esperanza, en San Marcos
Sierras, ese centro perdido en las sierras
y animado por esa pequeña y gran mujer, Hermana Theresa, quien, robándole
a la mística laica judía Etty Hillesum la
definición de sí misma en el campo de
concentración en Holanda en 1942, me