Revista Foro Ecuménico Social Número 10. 2013 | Page 92

Responsabilidad Social Frente a un cuadro social crítico en todo el mundo ¿no deberían aplicarse todas las ideas desarrolladas desde el compromiso social para generar una economía orientada por la ética? 110• FORO sas, se visualiza un incremento sustancial de la situación de excesivas demandas permanentes, independientemente de la edad, género, área de la empresa, cargo y rubro. Ello conlleva un impacto negativo en su salud psicofísica, y repercute en su vida personal, familiar y laboral. Y, consecuentemente genera un malestar general. Malestar que no es más que estar mal. Todos sabemos que cuando uno está mal saca lo peor de sí mismo. Las empresas tienen toda una serie de desafíos ante los que se enfrentan: rentabilidad, eficiencia, flexibilidad, globalización, competencia creciente, desregulación, estructuras planas y reticulares, innovación constante y desarrollo tecnológico. Fundamentalmente, hacer más y mejor, con menos. Del mismo modo, las personas que desarrollan sus actividades, también están sometidas a una serie de retos, entre los que se puede considerar: actualización técnica y en temas específicos del negocio, desarrollo de competencias interpersonales y de liderazgo, viajes y traslados permanentes, colaboración con otras áreas y proyectos. Sin embargo, es importante destacar que en numerosas oportunidades el personal se convierte en la variable de ajuste, lo que conlleva a una amenaza potencial de desempleo y a la precariedad de los puestos de trabajo. Cada uno de nosotros puede reconocerse, como empresario o trabajador, estudiante, docente o consultor, directivo o contribuidor individual, mujer o varón, como ser independiente, único e irrepetible, cuya posibilidad de aprendizaje y desarrollo vital está en juego siempre, hasta en sus más mínimas acciones. Es de destacar que no queremos posicionarnos en la opinión de que las empresas nacen y se desarrollan para per- judicar a sus integrantes; sin embargo es parte de las consecuencias no deseadas ni buscadas que finalmente suceden. Las organizaciones, en sus diferentes tamaños, orígenes, tipos y naturaleza de actividad también están dirigidas por seres de carne y hueso, pensantes, y con sentimientos altruistas o egoístas, ávidos de beneficios económicos pero, asimismo, de algo que el dinero por sí mismo no ofrece: cierta paz interior. Considero que los empresarios –grandes, medianos o pequeños– no deberían abstenerse de su responsabilidad social, en el sentido más amplio. Es más, debería ser un aspecto central sobre el que fundamentan sus diversas acciones ¿No merece acaso el ser humano que el contrato ético que asumen las compañías cuando instrumentan acciones de responsabilidad social les alcance plenamente? Si estamos frente a un cuadro social crítico en todo el mundo ¿no deberían aplicarse todas las ideas desarrolladas desde el compromiso social para generar una economía orientada por la ética? Considero que la sustentabilidad tanto personal como organizacional es el nombre del juego. Al indagar las problemáticas que hacen a la realidad cotidiana de mujeres y hombres en las organizaciones, entendiendo en profundidad qué sucede, por qué acontece y qué deberíamos empezar a hacer para aproximarnos adecuadamente a cada tema, es crítico considerar la posibilidad de diseñar un futuro diferente, convirtiéndonos en verdaderos protagonistas y no en meros espectadores, víctimas de la historia. ¡Somos los responsables de convertir las piedras en diamantes, de pulir nuestras propias piedras para que descubramos los diamantes más preciados! En el fondo, lo que está en juego es la comprensión de la esencia misma de