Revista Foro Ecuménico Social Número 10. 2013 | Page 87
Responsabilidad Social
se ha tentado más con adaptarse a la situación. O sea, por ejemplo, que en vez
de que una cámara de la industria, una
institución o una corporación empresaria plantear públicamente lo que piensa
frente a algo, va a explicarle personalmente el problema al burócrata y ahí no
sabemos en qué termina; puede fracasar,
puede funcionar, puede haber una coima, una reserva de mercado, nadie sabe;
hasta que después las cosas siempre trascienden. Pero como dice la frase “por los
frutos lo conoceréis” y en nuestro promedio no funciona.
¿Frente a eso cómo no dolerse? O
sea, frente a todo este fracaso corporativo del empresario en relación con el bien
común que podría generar con su innovación, con el trabajo que genera y con
algo que el resto de las instituciones no
aprecia generalmente en el empresario.
Se lo ve al empresario siempre como el
posible donante de algo, donante de plata, de un recurso para un proyecto. No se
lo ve como generador de trabajo, como
generador de innovación, y menos todavía con el hecho de poder interactuar
con otras sectores de la sociedad, dando
su capacidad organizativa, su capacidad
empresaria a otras instituciones, y menos
aun respecto a lo que decía el profesor
Zamagni, en cuanto partícipes de la sociedad civil, y decir la empresa está para
esto, para generar riqueza, para generar
divisas, para generar impuestos, para generar trabajo y para generar cliente.
Esto no está claro en la Argentina
y no se habla abiertamente. A lo sumo
algunos tratan de pasar desapercibidos
para no caer bajo la presión de un impuesto nuevo, un pedido nuevo de alguien, y se acomodan a la situación, y a
título personal, a transar con la autoridad. Esto es grave y creo que explica en
gran parte el fracaso relativo de la Argentina.
Hay detrás un problema cultural de
la Argentina, que tiene que ver enormemente con el cortoplacismo. Todo
es para ahora, hay que resolver el problema de hoy. Las veces que ha tomado
contacto con el me dicen: yo quiero que
no me suba el precio esta semana, después el mes que viene hablamos. Eso es
cortoplacismo absoluto, y esto no ayuda y en todos los caso lo que genera es
esta urgencia, esta inmediatez por resolver el hoy y el ahora, en vez de encender
las luces largas, mirar en el largo plazo,
dialogar con otros sectores de afuera del
ámbito empresario para ver cómo construimos; eso está ausente.
La mayoría de nuestros planes a largo plazo se quedan en planes, no hay un
seguimiento sobre ese plan; hay sí resoluciones. El sector donde a mi me ha tocado trabajar, el sector alimenticio, los
viernes nos ha tocado ir a recibir las instrucciones correspondientes para la semana siguiente. Eso no genera nuevas
inversiones ni genera nuevos empresarios. La inversión es una decisión de largo plazo, que necesita reglas de largo.
El gasto es para hoy, mañana, esta tarde, pero la inversión de largo plazo es
lo que genera trabajo, genera riqueza. A
eso a muy pocos les interesa, y por eso
nos encontramos todos los días
con un problema diferente.
La responsabilidad civil empresaria es algo de lo que en la
Argentina ni se ha
tocado. Sí se habla
mucho de responsabilidad social, está de
moda. Pero está absolutamente como
vacío ese concepto si
antes no existe el reconocimiento de la
figura del empresario y lo que implica.
Hay detrás un
problema cultural de
la Argentina, que tiene
que ver enormemente
con el cortoplacismo.
Todo es para ahora,
hay que resolver
el problema de hoy.
FORO
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