Revista Foro Ecuménico Social Número 10. 2013 | Page 80

Responsabilidad Social A pesar de este balance positivo, sin embargo, no son pocos los que critican fuertemente la idea de la responsabilidad social como obturadora de cambios de fondo en las dinámicas propias del sistema capitalista determinantes de los graves problemas sociales y ambientales que padecemos. 98• FORO tiempo más para esperar cambios estructurales. 2. Porque ellos también tienen hijos y saben que no hay futuro posible si no hay cambios ahora. Me parece que estas respuestas son muy elocuentes y significativas de la alta relevancia y la importancia del principio responsabilidad social y también son elocuentes acerca de los limites. Intento explicarme. Afortunadamente el término responsabilidad social está siendo incorporado en los discursos y las prácticas de un número creciente de instituciones y organizaciones en la región. Aunque con grados de penetración con diferencias importantes, en los distintos países, cada vez es más frecuente encontrar instituciones y/o organizaciones en la región que incorporen conceptos y prácticas de responsabilidad social para manifestar su disposición a atender las necesidades de cambio en búsqueda de sociedades mas sustentables en términos sociales y ambientales. Desde distintas instituciones de gobierno se emiten políticas públicas con este concepto como vector. Instituciones académicas generan iniciativas para introducir este principio en la formación de los futuros profesionales. Importantes grupos empresariales realizan inversiones considerables para que su actividad económica contemple cada vez más esta necesidad de sustentabilidad social y ambiental. Una mirada histórica permitiría entonces un primer un balance positivo. Es decir muchas organizaciones e instituciones que antes podían permanecer indiferentes frente a las consecuencias sociales y ambientales de sus prácticas, hoy se ven más compelidas a prestar atención a las consecuencias de las mis- mas. Las razones por las cuales se ven compelidas pueden variar entre la propia convicción de los actores sobre las necesidades de cambio o por la coacción social o normativa que también se ha incrementado en los últimos años. A pesar de este balance positivo, sin embargo, no son pocos los que critican fuertemente la idea de la responsabilidad social como obturadora de cambios de fondo en las dinámicas propias del sistema capitalista determinantes de los graves problemas sociales y ambientales que padecemos. No son pocos los que denuncian la posible intencionalidad “cosmética” de la responsabilidad social. Según estos críticos grandes marcas incorporan, por ejemplo, el término “responsabilidad social” a efectos de marketing social, es decir, para asociar su nombre a buenas causas que sean suficientemente poderosas para llamar la atención de clientes y consumidores, tengan o no relación directa con sus prácticas, aunque éstas, en lo sustancial, no se modifiquen. No quiero desmerecer este tipo de críticas porque seguramente no serán pocos los casos en los que se aplica. Simplemente quiero señalar cierta pobreza argumentativa de estas críticas como de todas aquellas que se basan en el juicio de las intenciones de los actores. Los juicios sobre intenciones son buenos argumentos en un juicio penal para medir el alcance de un crimen y su pena correspondiente, pero son bastante pobres para juicio s de valor sobre acciones que en sí son positivas. Sobre todo si como consecuencia de ellos se pretende generalizar un juicio sobre los principios que animan esas acciones. Si el término responsabilidad social es usado con cierta frecuencia con características cosméticas esto no invalida el valor de los actos animados por este principio, ni mucho me-