Revista Foro Ecuménico Social Número 10. 2013 | Page 66
Crisis ética y economía
José Luis Fernández Fernández
Etica y Economía desde la clave
de la Doctrina Social de la Iglesia
Director de la Cátedra de Ética Económica y Empresarial
de la Universidad Pontificia Comilla s (Madrid)
La
Con mayor o menor
intensidad, siempre
ha estado presente
la idea general
de que existe
una mutua relación y
una influencia
recíproca entre
la dimensión ética
y la vertiente
económica de
la vida humana.
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vida humana transcurre dentro de una compleja y
multifacética red de instituciones; y la actividad económica, que es un elemento consustancial a la dinámica social, se lleva a
efecto de manera ordenada y coherente. La racionalidad que subyace al proceso de producción y distribución responde a una legalidad universal de la que
la Economía –como saber más o menos
científico– da cuenta y cuya esencia podría ser resumida en el intento de respuesta a tres cuestiones fundamentales: ¿Qué producir?, ¿cómo producir? y
¿para quién producir? En todo caso, las
leyes que la teoría económica ha ido estableciendo a partir del análisis de la actividad económica producen, sin duda,
esquemas de intelección de los procesos
sociales muy valiosos.
La Economía científica positiva –al
menos, tal como se desprende de buena parte de la ciencia económica normal y
de la auto comprensión que ofrece en
múltiples ocasiones– es fundamentalmente una ciencia de “medios”: estudia
el modo de aplicar la racionalidad técnica a los objetivos económicos de la sociedad. Y, además, lo hace, como decimos, desde una peculiar epistemología:
hablando la mayor parte de las veces en
promedio; de acuerdo a una legalidad
sui generis, propia de las ciencias humanas y sociales, bien lejos de la exactitud
posible en las ciencias formales y en las
naturales: con una mayor incertidumbre.
Y por ello, a la par que es posible identificar en ella –frente a determinismos excesivos– márgenes de maniobra; no es
menos cierto –en esta ocasión frente a voluntarismos ingenuos– que dichos márgenes de libertad-siempre posibles, repito-,
se ven encauzados por referencia a una
legalidad invariable: frontera de posibilidades de producción, costo de oportunidad, ley de los rendimientos decrecientes, ley de oferta y demanda…
Supuesto lo anterior, cabría entonces
preguntarse si tiene algún sentido introducir el cuestionamiento ético en todo
este ámbito de la realidad o si, por el
contrario, sería mejor prescindir ahí del
enfoque moral. Porque la supuesta contradicción entre Ética y Economía o la
independencia de la segunda respecto
a la primera es algo que surge con relativa frecuencia, no sólo en la conversación cotidiana e informal, sino también
en la obra teórica de relevantes figuras
del pensamiento.
Con todo, si partimos de una consideración general de la sociedad humana,
interpretada como la historia del progreso en la dimensión técnica y en la dimensión política; y si consideramos la