Revista Foro Ecuménico Social Número 10. 2013 | Page 55

Crisis ética y economía países europeos que están teniendo un crecimiento moderado. Un primer paso que ha habido que resolver para recuperar el crecimiento en España es la crisis financiera, cuya solución está en proceso, primero con el rescate financiero y más adelante con la separación de activos “tóxicos” (que han ido al llamado “banco malo”) y los activos rentables y con la inyección de capital en los bancos con problemas y el cierre de alguno de ellos. Un segundo paso ha tenido que ver con la financiación de la deuda pública y ahí España ha contado con una ventaja importante respecto a los países de América Latina derivada de la actuación del Banco Central Europeo, mientras que en el caso de AL sólo estaba el FMI. El 26 de julio de 2012 las palabras del Presidente del Banco Central Europeo frenaron los ataques especulativos. Sus palabras fueron: “El Banco Central está dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, eso será suficiente”. Ahora en el caso español el problema mayor está en cómo recuperar la demanda y romper la espiral contractiva a la que se está enfrentando la economía española. En efecto, la economía española está experimentando un proceso lento de desapalancamiento o desendeudamiento que va a llevar años y que va a limitar la capacidad de crecimiento de España, siendo prácticamente seguro que España experimente una “década perdida” como la que sufrió América Latina. La exportación de bienes y servicios está siendo el motor principal de la recuperación de la economía española. Las consecuencias de la crisis Son varias también las enseñanzas respecto a las consecuencias de las crisis que se pueden derivar para España. Un primer ámbito de aprendizaje tiene que ver con la importancia del pragmatismo. En efecto, una cuestión importante es observar cómo la crisis de la deuda de 1982 en AL implicó un cambio radical en el paradigma de política económica de la región, en un entorno global en el que se estaba imponiendo el monetarismo. El llamado Consenso de Washington marcó las políticas económicas de América Latina desde mediados de la década de los 80, que estuvieron marcadas por un deseo de dar mayor papel al mercado en la asignación de los recursos, al tiempo que se desconfiaba del Estado como asignador de recursos. Hay cierto consenso en la literatura respecto a que las políticas del llamado Consenso se aplicaron con dogmatismo. Son políticas que venían “recomendadas” por el FMI, que utilizó la condicionalidad de sus créditos para obligar a los países a adoptar esta línea de política económica que contrastaba mucho con las políticas anteriores. Cabe destacar que estas nuevas políticas de liberalización obtuvieron resultados muy limitados: un crecimiento bajo e inestable, una privatización con baja competencia, una liberalización sin tipos de cambio competitivos y con un bajo crecimiento de la exportación e incrementos de la desigualdad y de la pobreza hasta el año 2002. Estos limitados resultados dieron lugar también a un cierto consenso respecto a la necesidad de revisar estas políticas y todas las nuevas agendas destacan la importancia de tener en cuenta la adaptación de las medidas de política econó- Una primera enseñanza sería la importancia del pragmatismo en el diseño de la política económica y la adaptación de esta política a las circunstancias nacionales. FORO •73