Revista Foro Ecuménico Social Número 10. 2013 | Page 45
Crisis ética y economía
puedes tener esta responsabilidad solo,
tienes que dialogar, producir proyectos
juntos para modificar la estructura”.
Los que son cristianos católicos saben que existe la Doctrina Social de la
Iglesia, que con Pablo VI introdujo por
primera vez el concepto de estructura de
pecado; dijo que el pecado no es solo individual sino también es de las estructuras. Ahora sabemos que estructuras de
pecado son las instituciones extractivas.
Un país que tiene demasiado estructura
extractiva tiene mucha estructura de pecado; significa que aunque yo hago personalmente todo el bien que puedo no
soy capaz de modificar la situación en la
dirección del bien común.
En la ciencia social hay dos modelos
de desarrollo que se pueden considerar
en dos palabras: el modelo de la cuerda
y el modelo de la cadena. El modelo de
la cadena son eslabones unidos; muchas
personas piensan que la fuerza de una
cadena debe ser si es más larga o de esl abones más robustos; en realidad es suficiente el eslabón por cortar que la fuerza de la cadena. El modelo de la cuerda
son hilos entrelazados; aunque algunos
hilos se van a cortar no va a pasar nada,
porque los otros hilos van a sustentarle,
le sostienen. Yo prefiero el modelo de la
cuerda porque dice que mi futuro está
junto a tu destino; por eso debemos cooperar, que es también la idea de la solidaridad.
Voy a terminar con un antiguo pensamiento de Ambrosio, obispo de Milán
en el IV, estuvo en el fin del Imperio Romano, y un día dijo a sus diocesanos “feliz el desplome, si la reconstrucción hará
más lindo el edificio”. Esta es una frases que se puede aplicar hoy en día: feliz
los problemas que tenemos en nuestra
sociedad si la reconstrucción que viene
va a hacer más linda nuestra sociedad y
convivencia.
Luis Bameule: En muchas oportunidades en la Argentina no existe un reconocimiento a la empresa institución
como generadora de trabajo productivo, aportadora de impuestos, de desarrollo de personas, etc. La sociedad le
debe ese reconocimiento; hay una actitud muy recelosa. Y voy a la responsabilidad civil que mencionaba. Hay que
reconocer una omisión de los propios
empresarios, lo cual obviamente conlleva a una autocrítica muy importante
como empresarios, que es pedir nuestro
espacio y demostrar con los hechos que
somos capaces de sostener esa legitimidad de empresa en la Argentina.
Hace un tiempo vengo pidiendo infructuosamente en distintas instituciones que los empresarios hablemos más
claro, que nos expresemos, que digamos
lo que pensamos, que cuestionemos lo
que veamos cuestionable, así como reflejemos con convicción que hay cosas
que están bien y cosas que están mal; si
no, nos desdibujamos y perdemos fuerza. Usando un frase bíblica, “por los
frutos los reconoceréis”, creo que la Argentina no ha crecido en el mismo promedio que ha crecido el mundo, no solo
los países desarrollados sino el conjunto del mundo. Argentina muestra a lo
largo de muchas épocas un retroceso
relativo frente al mundo, y eso en gran
medida tiene que ver con la flojedad, con la poca fuerza que
tienen sus empresas. Esto
en lo personal siempre
fue una preocupación.
Creo que la institución empresa se
tiene que revalorizar y los empresarios tienen que
tener una mayor
par ticipación
ciudadana.
Los países que
fracasan son los que
tienen instituciones
económicas
extractivas.
Son instituciones
que van a tomar
los recursos
de lo producido y se
van a utilizar con fines
no productivos.
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