Revista Foro Ecuménico Social Número 10. 2013 | Page 20

Diálogo Intercultural P. Leonardo Belderrain Borges y la muerte. Hacia una estética del vivir con dignidad Doctor en Teología Moral y Bioética, presbítero de la diócesis de Quilmes, murió cuando se disponía a celebrar misa en la capilla Santa Elena, en el Parque Provincial Pereyra Iraola, fue despedido por muchos amigos y por el obispo de Quilmes, Monseñor Carlos José Tissera. Entrevista a María Kodama* Era una tarde de hospital, con Fernando Flores fuimos a buscar a María para el encuentro con nuestra comunidad hospitalaria. Eran tantas las expectativas... hubo un tiempo para tomar un café, y así pudimos –sin darnos cuenta– adentrarnos en un mundo interior lleno de mujer y simplicidad. Cuando la presentamos, las enfermeras y los médicos aplaudían, en la certeza de que aquel acontecimiento, más allá de las tormentas y del gris de lo ordinario, nos haría ver un arco iris como anticipo de más vida para entregar. Como toda per­sona que se declara agnóstica, esta es la mejor manera de tener permanente a Dios, sea como sea, como se llame, Naturaleza, Dios cristiano o mahometano… ¿Hubieron diferencias en el modo existencial con que Borges vivió su muerte y la manera de expresarla en su otra literaria? Leyendo la obra de Borges, hay una especie de equilibrio y aceptación de la muerte de una manera muy especial, que se va dando a lo largo de su obra y que de algún modo trasunta la aceptación que tuvo de su propia muerte. Borges supo sublimar este temor que naturalmente todo hombre tiene ante la idea de su disolución, y posiblemente lo ayudó en este trabajo interior, su aproximación con el budismo, y también con la teoría de Heráclito: “el río es lo que fluye, y lo que permanece, y el hombre es lo que va cambiando”. Ese cambio que trae con el tiempo el deterioro físico y la muerte. Por otro lado, Borges hace en Ginebra un fuerte contacto con el pensamiento budista. Su padre era un librepensador, él se autodenomina anarquista, agnóstico, y como toda persona que se declara agnóstica, esta es la mejor manera de tener permanente a Dios, sea como sea, como se llame, Naturaleza, Dios cristiano o mahometano, de tenerlo permanentemente con uno. Porque el que cree, cree. Es como el aire que respira, como el amor de los padres, algo seguro que se deja como en una gaveta. En cambio, el agnóstico es el que siempre busca eso que su inteligencia le niega y que, de algún modo, si es sensible, su interior le dice que sí. De modo que en la obra de Borges se da eso que a mi parecer es tan interesante; por ejemplo en “El Milagro Secreto” aparece la idea de la muerte como *Presidente de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, y miembro del Consejo Asesor Internacional del Foro Ecuménico Social. 38• FORO