Revista Foro Ecuménico Social Número 10. 2013 | Page 15
Diálogo Intercultural
Mons. Víctor Manuel Fernández
El vitalismo religioso
de Pablo Neruda
Rector de la Universidad Católica Argentina. Doctor en Teología, trabajó activamente
con el entonces Cardenal Bergoglio en la Comisión de Redacción de la V Conferencia
del Episcopado latinoamericano en Aparecida. Autor de más de 300 libros y artículos,
fue designado Arzobispo por el Papa Francisco
El
sentido de lo divino en la obra
de Neruda1 aparece especialmente ligado a su relación con la mujer. Más allá
del lenguaje fuertemente sensual que utiliza, no se puede hablar en Neruda de
una sexualidad desenfrenada, sino más
bien del reconocimiento del llamado de
la otra persona que saca al corazón de sí
mismo. Ella es la mediación más importante para que aflore la sed de infinito.
Porque ella ofrece algo que la desborda
por completo y que nunca puede darle
del todo.
No creo estar imaginando o proyectando en el poeta mis propias ideas. Que
ella es una suerte de mediación de Dios
para él, está dicho explícitamente por
Neruda, al menos una vez:
Alabo a Dios por esto y por aquello...
Porque el amor que tengo me ilumina,
porque en ella creí y en ella creo,
y ella sabrá aquietar mi sed divina
(Laus Deo, RI).
Para hablar de ella abundan las metáforas religiosas:
Y cuando asomas
suenan todos los ríos
en mi cuerpo, sacuden
1
el cielo las campanas,
y un himno llena el mundo (La reina, VC).
Neruda expresa su sueño de tenerla
dentro, y no duda en comparar esa presencia que sueña con la de Dios habitando en el agua que corre: “Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos”
(Amor, C). Pero es mayor el deseo que el
cumplimiento, y la “sed divina” no termina de saciarse en ella. El poema 1 lo
expresa quizás mejor que ningún otro:
El sentido de lo divino
en la obra de Neruda
aparece especialmente
ligado a su relación
con la mujer.
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.
Gracia, ansia sin límite, sed eterna, dolor infinito. La trascendencia que se promete en la mujer
no acaba de entregarse. Por
eso la sed divina ahora se
manifiesta como sed “eterna”, como ansia que
no se serena, como
fatiga que no se
cura, y en el fondo como un dolor inmenso. Sin
duda, en un nivel conciente, Neruda no pretende hablar de la trascen-
Citaré los poemas con iniciales indica tivas de la obra donde se encuentran: VP (Veinte poemas de amor y
una canción desesperada). C (Crepusculario). HE (El hondero entusiasta). CG (Canto general). VC (Los versos del
capitán). MIN (Memorial de Isla Negra). RI (El río invisible).
FORO
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