Revista EntreClases Mayo 2019 | Page 62

¿Cómo conociste a tu pareja?

Lo conocía con 14 años. Servía el pan al bar de padre y me tiraba los tejos cada vez que me veía, pero yo, ni caso. Más tarde él se marchó del pueblo y me di cuenta que lo echaba de menos. Empezamos a salir una de las veces que él volvió de vacaciones.

¿Cuál fue tu relación con él?

Estuvimos saliendo aproximadamente 7 años. En este tiempo lo dejamos y volvimos unas cuantas de veces. Las relaciones a distancia son bastante complicadas. Estuvimos juntos hasta que falleció. No siempre fue fácil pero nos queríamos mucho. Tu abuelo siempre decía que si tuviera que elegir entre sus hijos o yo, lo tendría claro, se quedaría conmigo. Esto se lo decía a tu madre y a tus tíos y se quedaba tan ancho.

Era todo un personaje. Tuvimos que casarnos dos días después de que él cumpliera 25 años porque según él, antes de los 25 no se está preparado para sentar la cabeza.

¿Qué recuerdos tienes con él?

¿Recuerdos? Muchos. Era divertido. Tenía muchos amigos y era una persona muy positiva. De joven le gustaba mucho las fiestas. Tenía una moto enorme en la que viajábamos y era la envidia de todas mis amigas.

Recuerdo lo directo que era y los cortes que solía pegar, pero siempre lo hacía con gracia. Mira, teníamos una vecina cotilla, que siempres se asomaba por la cortina cuando llegábamos o salíamos de casa, hasta que un día tu abuelo, se paró, toco la ventana y le dijo: “buenas noches fulanita, acuéstese tranquila que ya hemos llegado y mañana haga sus cosas tranquila que no vamos a salir hasta la hora del vermut. Se lo digo por sus piernas, que ya no está usted en condiciones de estar de pie tanto rato de guardia”.

También recuerdo que quería verme siempre arreglada. Decía que si estabas mal de ánimo lo peor que podía pasarte era mirarte al espejo y encima verte feo.

¿A qué te hubiera gustado dedicarte? ¿Cuál fue tu primer trabajo?

Me hubiera gustado ser maestra o escritora, pero la enfermedad de mi hermana acabó con los ahorros familiares y tuve que conformarme con entrar de aprendiza en un taller de costura.

Ese fue mi primer y único trabajo hasta que me casé. Más tarde empecé a ayudar a mi marido a llegar las cuentas de su empresa y acabé llevando la contabilidad. Cuando tu madre y tu tía estaban ya en la guardería tuve un estanco y una tienda propias, lo dejé cuando nacieron tus tíos.

Cuatro hijos y la contabilidad de abuelo ya era suficiente trabajo.

¿Qué es lo que más te gusta hacer y qué es lo que mejor se te da?

Lo que más me gusta hacer son trabajos manuales y leer. Los trabajo manuales me relajan, aunque soy muy perfeccionista, pero tengo que reconocer qué lo que mejor se me ha dado, siempre han sido las matemáticas.