Revista EntreClases Mayo 2019 | Page 14

Ese lugar y sus estrellas.

Aquí, donde dejo estos versos escritos,

donde encuentro la maravillosa inspiración,

donde sonrío por los sucedido,

donde canto esa rota canción

y donde recuerdo que el mundo es magnífico.

Ese lugar es bello.

Bello bajo todos los criterios,

donde te dueles del destino y sus coces.

Ese lugar solo aparece de noche,

donde encuentras el poético silencio,

te presentas a ti mismo, y a ti mismo te conoces.

Se encuentra bajo ellas,

sigue su senda,

pilla su honda

y sigue su diálogo.

Ellas saben

las gracias y desgracias

y quienes las causan,

mirándolas entiendo

que el cielo es un pozo

y el mundo es su agua.

Ellas aparecen tarde

sin ninguna excusa.

Nos creemos grandes

y ellas nos recuerdan que somos insignificantes.

Me quedo embobado,

a un punto fijo,

me quedo mirando.

¿Qué miro? miro el interminable infinito,

el infinito del mediterráneo,

el infinito del tiempo y las horas,

el infinito de las verdes montañas de Rioja.

De ellas ya me despido,

pero... Una pregunta me tiene en vilo.

El destino. ¿Está el destino escrito?

Me dicen que no sea como otros,

que tozudos somos.

El destino. El destino lo escribimos nosotros.

ADRIÁN GRANADO