Revista EntreClases Mayo 2018 | Page 69

No hay que ser un pensador muy agudo para distinguir entre el piropo como acto de violencia verbal y el uso adecuado del halago o de otras maneras de seducir o expresar deseos o emociones «amorosas». La diferencia es relativamente sencilla: consiste en ser respetuoso, es decir, en tratar a los demás como sujetos con voluntad propia (y no como objetos a nuestro servicio). Solo recuerdo haber piropeado una vez, siendo adolescente, a una mujer desconocida. Después de mucho titubear me acerqué, le solicité permiso para hablar y, cuando me lo concedió --mirándome con divertida curiosidad-- le dije tartamudeando que me parecía la mujer más hermosa que había visto nunca (o algo por el estilo). Tras escucharme, me sonrío amable y compasivamente, me dio las gracias y se marchó. Pasé tanta vergüenza (estaba en un lugar público) que no he vuelvo a hacerlo nunca.

El piropo lanzado sin permiso, el silbido, el bocinazo, el gesto obsceno, el acoso y el arrinconamiento son objetivamente formas de intimidación y violencia de género. Más del 80% de las mujeres, según Holly Kearl, en uno de los más prestigiosos estudio al respecto, afirman sentirse alerta cuando caminan por la calle, y en torno al 50% de ellas modifican sus trayectos, no se atreven a ir solas a lugares públicos, o se ven forzadas a simular que tienen pareja para que las dejen en paz.

Con el piropo irrespetuoso el varón exhibe, de nuevo, su rol de protector (la mujer a la que se piropea es justo la que va sin «protección» masculina), reivindica su dominio del espacio público (la calle, el lugar de trabajo, allí donde la mujer, fuera de su «lugar natural» --el hogar--, se ofrece a la «caza»), y se apresta a revalidar, casi siempre delante de otros machos, su virilidad u hombría. Pocas cosas hay más ajenas a una relación respetuosa entre seres humanos que esa costumbre, típica de hombres jóvenes, de acosar en manada. ¿Qué se puede esperar tras semejante rito de iniciación?

Víctor Bermúdez (profesor de filosofía) para El periódico de Extremadura