Revista EntreClases Mayo 2018 | Page 66

Y ahí estaba yo, a las ocho de la mañana por la calle sólo por primera vez camino a clase. Llegué y pronto me dí cuenta de que no sería un día normal. Estábamos cuatro o cinco personas a lo sumo,todos chicos. En mi clase somos treinta y una personas,la gran mayoría chicas. Cómo se notaba la ausencia de ellas aquella mañana… pero por cierto motivo su ausencia me alegraba. También se notaba la del resto de chicos, pero la ausencia de éstos en cierto modo me molestaba.

Pasillos vacíos,patio vacío,sala de profesores casi vacía (éstos se jugaban más,su sueldo,pero aún así hubo valientes)... sentía la soledad de aquella mañana, pero esa soledad me hacía sentirme tan bien.

Salí de allí luego de conversaciones,discrepancias y reivindicaciones y llegué a casa. Encendí el televisor, mis ojos se abrieron,se humedecieron y yo me enmudecí. Era tal la mezcla de emociones al ver aquello… llegó mi madre a casa de trabajar,miraba al televisor y se lamentaba emocionada de no haber podido formar parte de lo que veía a través de aquella pantalla.

El reloj iba más lento de lo normal, yo esperando la hora de salir a la calle con mi teléfono móvil en la mano mirando Twitter en todo momento.

Y llegó el momento. Chaqueta y camiseta negra y pañuelo morado al cuello me dispuse a salir a la calle. Me encontré en el camino varias chicas. Me fijé en ellas: se las notaba más decididas que nunca, seguras de sí mismas, sin miedo a mostrarse tal cual, como si supieran ya que iban a hacer historia aquel día. Llegué al sitio en cuestión, ¡qué de gente en un mismo sitio!. Me encontré con muchos conocidos,chicos de los que sí me alegraba de ver allí,también muchísima gente que no conocía pero aquel día un sentimiento de unión sobrevolaba el espacio en el que nos reunimos. Miraba mi alrededor y veía felicidad, compromiso, ilusión, lucha, pasión, dignidad, libertad... mi corazón sentía miles de emociones al mismo tiempo. La soledad gratificante que sentí esa mañana se había convertido en la alegría de estar en hermandad con tantísima gente. Estábamos todos unidos por una misma razón,¿hacía cuánto no se conseguía eso?

Tuve que irme, tenía clase de teatro con algunos compañeros que allí me había encontrado. De camino me puse mis auriculares y música para amenizar mis pasos. No paraba de pensar en lo que acababa de pasar y lo que estaba pasando, una ligera lágrima de emoción cayó a las piedras del puente por el que andaba. Después de clase rápidamente la radio en el coche avisaba de algo trascendental. En casa la tele avisaba de algo único y extraordinario. Y yo en mi cama echaba la vista atrás con una gran sonrisa y el corazón entusiasmado. Marqué ese día en el calendario.

Era 8 de Marzo de 2018, un día histórico en España que marcaría un antes y un después.

Por la mujer y sus derechos, por la igualdad.

Un día histórico

La opinión de Juan Carlos Tirado