Revista EntreClases Mayo 2018 | Page 20

Ni tan siquiera el frío y la lluvia enfriaron ni los ánimos ni las ganas de trabajar. Resultaron tres días intensos y agotadores por igual. Difícilmente se pueden exprimir más los minutos ni las emociones. Fue una experiencia que, con la perspectiva que da el tiempo, podemos decir que nos marcó a todos. A los chicos, porque son semillas por germinar, y a poco que les riegues con atenciones, cariños y buenas intenciones, dan lo mejor de sí (que siempre es mucho más de lo que los adultos somos capaces de intuir). A los profesores, nos cargaron las pilas de un modo fulgurante y fulminante.

Nos contagiaron de sus alegrías, nos despojaron de prejuicios y de barreras, nos empujaron con un ánimo y con una ilusión que aún hoy, tres meses más tarde, todavía llevamos dentro. Cuando ves en los ojos de un niño el brillo de la felicidad es imposible no embriagarse, y eso fue lo que nos sucedió, que todos, los unos y los otros, volvimos repletos de alegría, entusiasmo y ganas de cambiar la realidad.

Los otros protagonistas han sido los más peques del proyecto, los alumnos de 1º ESO

Con ellos el tiempo, y sólo él, nos dirá si hemos acertado en nuestra forma de trabajar con ellos, porque los frutos los veremos en años venideros y a buen seguro, camuflados de otras realidades y vivencias. Nos queda el orgullo de haber empezado una experiencia que ha tratado de ayudarles, de hacerles sentirse arropados y acompañados en su primer año entre nosotros. Siempre hemos sido conscientes de que estos inicios ni son sencillos ni iguales para todos, pero sabemos que la tristeza en compañía tiene más consuelo, que el miedo compartido asusta menos, y que las palabras de quienes se preocupan por nosotros siempre tienen más eco en nuestros corazones.