He abierto en dos mitades
con paciencia bermeja
y cuchilla afilada
un tomate. Ha sangrado
como sangran los tomates. Le he puesto
una pizca de sal,
algo de ajo, y he picado
unas hojitas de orégano. El mosto
chorreaba por las manos. Al morder
el pan vi las manos de Nazarín
mordiendo los pechos de Viridiana:
mentira blanca de la caridad
que ensucia los oídos.
Han llegado las moscas con aleteo
pastoso de octubre a ponerse en fila:
esperaban su parte del botín.
Una de ellas ha clavado sus ojos
duros de alfiler jaqueado en mis sienes:
Y he tenido un miedo de hormigas blancas
que entraban de la calle.
Entonces he girado la cabeza:
cámara lenta: le he visto pasar:
era el ruido ataviado de estos días.
Constituye un poema inédito de Marino González, una oda al trabajo del director español. Comienza en el mismo título, refiriendo los sueños de Luis Buñuel, que serían la base de su obra surrealista. El tomate abierto en dos mitades (elemento cotidiano cuya imagen va a provocar el sueño surrealista con el que va a continuar el poema) constituye una clara referencia visual y táctil a la escena más célebre de El perro andaluz, clásico del cine que será recordado versos más tarde, a través de las simbólicas hormigas blancas.
LUIS BUÑUEL SUEÑA CON DÍAS MEJORES