Revista Elevación. La revista de la EESO N° 418 - Ceres Numero 1- De manera digital - Año 2016 - Ceres | Page 18

“Querida Paula, mi hermoso ángel, mi bella durmiente, quizás, no me conozcas, o ni sepas quien soy, pero yo te conozco, siempre estuve enamorado de vos, desde tercer grado cuando te conocí, recuerdo que llegaste el primer día de clases, empapada, por la gran lluvia, pero con tu hermosa sonrisa de oreja a oreja, mirando a todos; recuerdo que comías gomitas sentada en contra del sauce del patio; recuerdo ese día que te hicieron llorar por sacarte tu hermosa cartuchera llena de pins de diferentes dibujos y colores; también me acuerdo de tu listón rojo que usabas los domingos en la iglesia; y tus picaras miradas jugando a las acachadas; aun puedo verte cuando jugabas con Snoffy y Piku, tus gatitos de pequeña; son infinitas las cosas que me enamoran de vos, no terminaría ni en días enteros, pero sé que despertaras, y mi timidez no volverá a ganarme, sé que me animare a presentarme, y ojala tengamos la oportunidad de conocernos, porque en serio te quiero Paula, y demasiado, no llegas a imaginarte cuanto, quiero verte feliz, quiero verte bien y por sobre todas las cosas, que no te sientas sola, nunca más. Tal vez, te preguntes, como es que se todo esto, pero es que simplemente, siempre estuve contigo, el día que viste discutir por primera vez a tus padres y de un portazo saliste de la casa, el día que te caíste de la bicicleta y lloraste hasta llegar al trabajo de tu padre, ese tiempo a partir del cual decidiste formar parte de los góticos, esas tardes enteras en la biblioteca leyendo los libros de J. K. Rowling; tu viaje de octavo año, tu primer día en secundaria y hasta la primera vez que usaste maquillaje, te veías tan hermosa, con apenas un poco de color en las mejillas y un brillo que iluminaba tu hermosa boca. Debes despertar Paula, debes terminar la escuela, hablar con tus padres sobre tu sueño desde pequeña, ese que nunca le contaste a nadie pero vive presente en tu corazón, debes ser y serte fiel siempre, en fin, nos vemos hermoso ángel” Día más tarde Paula despertó, y decidió contar todo lo que había sentido y visto, llegó a casa nuevamente, entró a su habitación, y estaba llena de flores, de sus favoritas, con tarjetas que decían “para mi hermoso ángel, que pronto estará aquí”. Muy intrigada decidió preguntarle a sus padres sobre el muchacho que había entrado en la habitación del hospital, que aparentemente había sido el mismo que había enviado las flores. Sus padres, le dijeron que no sabían quién era y que ni siquiera lo habían visto irse de allí. Paula comenzó a buscarlo, quería encontrarlo, no podía creer que alguien estuviera así de enamorado de ella. Buscó fotos de pequeña, buscó recuerdos y allí lo encontró, lo vió y se acordó de él, pero también se acordó que hacía años que no lo veía. Se acordó su nombre, y hasta donde vivía, recordó cuando iba a hacer trabajos a su casa y luego su madre les horneaba galletas, se le vinieron demasiados recuerdos a la mente. Decidió buscarlo, ir a su casa y hablar con él. Encontró su casa, estaba algo abandonada, llamó a la puerta y salió una mujer desconocida. Paula preguntó por el joven, pero esta mujer no lo conocía, le dijo que se había mudado hacía unos años a esa casa, y que solo sabía que la pareja que vivía ahí, tenía un hijo que había fallecido de pequeño y por eso decidieron mudarse a otra ciudad, la mujer le dio una dirección, a la cual se habían ido a vivir los anteriores dueños.