Revista El Balcón: Cuestión de género V. 4 | Page 43

LOS PINCELES

POR LAS BALAS

Dadas las condiciones de esta generación, es necesario reflexionar sobre el desperdicio que representa el campo del arte a nivel global. El país que tenemos en las manos, así como el mundo de hoy, tienen en la mente y en el corazón un proyecto que el arte no asume ni propicia.

La humanidad del teatro, la pintura, la literatura y la música se oponen a los avances tecnológicos, científicos y armamentistas que definen las verdaderas intenciones del hombre. Hace tiempo se conoce que el proyecto actual de la humanidad está enfocado en la destrucción y aniquilación de la especie misma, una idea sensata que acabaría con todos los problemas que la aquejan.

Si se tiene un mínimo de consciencia se puede notar que en cada rincón del planeta late incesablemente un conflicto. Basta con enfocar la mirada sobre nuestros puntos de referencia globales de progreso para comprender la relación que existe entre este y la guerra. Tomemos como ejemplo a la sociedad estadounidense, el faro de libertad y valores del mundo. Según estadísticas, un 72% de su población adulta ha disparado un arma en alguna ocasión y un 41% guarda al menos una en su casa. Esto, por sí solo, habla de la grandeza de su cultura y su sociedad.

globales de progreso para comprender la relación que existe entre este y la guerra. Tomemos como ejemplo a la sociedad estadounidense, el faro de libertad y valores del mundo. Según estadísticas, un 72% de su población adulta ha disparado un arma en alguna ocasión y un 41% guarda al menos una en su casa. Esto, por sí solo, habla de la grandeza de su cultura y su sociedad.

En este marco, el arte solo representa un atraso social, ideológico y económico para el fin último de la humanidad debido a su ignorante obsesión con el valor que le da a la vida. Es por tal razón que la propuesta aquí planteada con respecto al arte y la guerra es una de las más viables soluciones para el proyecto incompleto de la decadencia.

Para hacer que el arte desista de su infundada rebeldía y eventualmente desaparezca.

Samuel Sabogal