Revista El Balcón: Cuestión de género V. 4 | Page 22

La utildad del arte en el campo social, al menos desde hace unos cuatro siglos para acá, ha estado ‒y seguirá‒ siempre en disputa. Sartre decía en “¿Qué es la literatura?” que esta –y podríamos decir que cualquier forma de arte– no puede desprenderse de su contexto social. Incluso cuando un autor insiste en la idea del arte por el arte, inconscientemente, da cuenta de una forma particular de estar en el mundo que responde a un determinado momento histórico. El texto de Sartre, por ejemplo, es una muestra del “estado” de la sociedad francesa luego de la guerra y de las necesidades por las que atravesaba en el campo artístico.

Habría que preguntarse la razón de esa insistencia y quizá la respuesta más clara la pueda dar Baudelaire: el arte por el arte es una fórmula interesante de oponerse a lo que llamamos hoy “industria cultural”. No es tanto un arte que se rehúse a hablar de temas de la realidad social como equivocadamente creen algunos‒ sino que se trata de un rechazo a las obras como elemento de las dinámicas del mercado (al fenómeno económico que las perjudica en calidad arte). Se trata, más bien, de devolverle la autonomía al arte y zafarlo de esa madeja de reglas que vienen desde la editorial y van hasta el lector ‒en el caso de la literatura.

¿Qué le espera al mundo de ahora si el arte se arrodilla ante el empresario o el puritano lector que se rehúsa a que sus hijos lean y sepan sobre violencia o pornografía? Me pregunto a dónde fue a parar la provocación del arte. He escuchado en varias ocasiones a un sabio que insiste mucho en las palabras de Octavio Paz sobre el quehacer literario: la poesía -decía- se hace contra el mundo, no de espaldas a él.

SOBRE EL ARTE

María Fernanda González

"Se trata de un rechazo a las obras como elemento de las dinámicas del mercado"