la plaza de la Hoja, allí estaba la música, había desde niños hasta adultos mayores, recorría la plaza la fría alegría de estar compartiendo la vida y las luchas.
Desde el 27 de Mayo, después de un dudoso y sospechosamente rápido
conteo de votos, se empezó a fortalecer el terrorismo estatal y paraestatal, muertes día tras día, semana tras semana, asesinan a los que dieron todo por una Colombia Humana, asesinan a los que defienden los páramos, a los defensores de los ríos, a los indígenas, a los maestros, asesinan hasta a líderes sociales que ni pasan de los 20 años de edad, asesinan a cualquiera que piense diferente, se alza imponente el terror en el campo, recorre las calles de los barrios, se hacen amenazas, se persigue, se señala, allanan las casa de las personas, acusan de adoctrinamiento los Centros Culturales que precisamente buscan sacar a las personas del enajenamiento al que nos someten… y ante todo esto ¿Qué hacer? ¿Cómo ayudarle a la vida a imponerse sobre la muerte?
Es momento de un actuar valiente pero sensato, obviamente la oposición se hace desde muchísimos campos y formas de actuar, pero aquí centraré el foco en una sola cosa: ¡reivindicar el arte vivo y crítico!