Según Gioconda, palpar el paso del tiempo es duro. “Uno se va en
diciembre y vuelve en marzo; la mayoría de los residentes queda
allí. Al regresar, uno ve cómo se les vinieron los años encima. Hay
muchos olvidados en el hogar, y nos reciben con aplausos cuando
comenzamos de nuevo las rutinas”, concluye esta voluntaria, viuda
hace 12 años y sin hijos.
Esperanza Ruiz suma 39 años en el voluntariado y 12 como parte del
directorio. “Lo llevo en lo más profundo de mi corazón. Me ha dado
mucho más a mí de lo que yo le he dado al hogar. Nosotras vamos a
entretener a los residentes, ya sea jugando lotería o escuchándolos
hablar de sus vidas, de sus pueblos, de sus buenos y malos recuerdos.
Les hace muy bien poder compartir sus vivencias”, explica esta socia,
quien este año está ayudando en kinesiología con los semivalentes.
Y haciendo recuerdos, comparte algo la marcó: “Le tomé mucho cariño
a un señor, muy culto, con el cual era un agrado conversar. Tenía un
hijo, de muy buena situación económica, pero que jamás lo visitaba.
Empecé a ir muy seguido a verlo, hablábamos harto; un día me
avisaron que estaba muy grave y que llamaron a su hijo. Cuando fui,
todavía estaba consciente. Llegó el hijo, pero este señor, agarrado de
mi mano, me rogó que no lo dejara entrar, y así se murió”, puntualiza.
Otra antigua en el voluntariado es Rosario Melero, Charito, como
la llaman sus amigas. Se incorporó en 1984 y va cada martes en la
mañana. “Básicamente soy ayudadora, esa es mi tarea. Lo que haya
que hacer. Lo que más me toca es llevar a las personas a jugar el
bingo, acompañar a los que están postrados, conversarles, darles
muestras de cariño y compañía. A veces no pueden hablar y uno les
cuenta cosas. Te miran con agradecimiento. Parece tan poco, pero
para ellos no lo es. Me siento muy recompensada. Desde chica estuve
ligada al Hogar Español, por mi papá, que participó durante años en
su directorio. Tengo un sentimiento heredado por la familia. Mientras
pueda, iré. Ahora están llegando voluntarias jóvenes a seguir con esta
tarea maravillosa y ojalá lleguen más”, señala esta socia, quien por
años estuvo en la vicepresidencia del voluntariado.