REVISTA DIRECCIÓN DE PROYECTOS PMI PANAMÁ FEBRERO 2017 | Page 38

Para activar las fuerzas se necesita intención, aptitud y convicción. Los primeros que activen las fuerzas necesarias para lograr el cambio son los encargados de motivar a otros a ayudar. Como se decía en la serie “Misión, Imposible”: “su trabajo, si decide aceptarlo es….”. Motivar e inspirar es clave. Pero lo que usemos para lograrlo dependerá exclusivamente de los interesados (stakeholder) con los que vamos a interactuar. Y para trabajar con los interesados hay que tener en cuenta conceptos tales como “realidad”, “percepción”. La física cuántica y sus postulados ayudan a entender a los interesados, su construcción de la realidad, su percepción de todo aquello que los rodea. [Penrose 1989] [Hameroff 1987]

En lo personal, sostengo y defiendo que para motivar e inspirar a otros es básico ser creíble. La credibilidad tiene un efecto multiplicador en las personas y en la cadena de componentes y relaciones de la organización que aumenta fuertemente la intensidad de las fuerzas que actúan. Tengo una opinión, a menudo controversial, sobre la necesidad y efectividad de la utilización de herramientas para trabajar sobre lo mal llamado (a mi criterio) “habilidades blandas”. Pero a fuer de ser sincero, para aquellos que busquen una herramienta para trabajar la credibilidad a nivel empresarial, dejo como referencia un método que he experimentado, analizado y fue útil para lograrlo en varias organizaciones de distinto tipo, cultura y latitudes en las que me vi involucrado. Es el método “Speed of Trust®” de Stephen M Covey [Covey 2008]

No me gusta utilizar la palabra “venta” por el mal sentido que tiene para algunos (no para mí). Pero es necesario “vender” la idea rectora del cambio a todo nivel para lograr el compromiso. No provengo del ámbito de las ventas. Sin embargo me encontré tomando entrenamiento en varios métodos y los he utilizado para otras actividades (por ejemplo en la elicitación de requerimientos). El método de ventas llamado “Solution Selling®” o “SPIN Selling®” [Rackham, 1998] viene siendo de gran ayuda para mi trabajo desde hace muchos años.

Tercera Ley en acción.

Mi ley preferida. La receta para la ejecución del cambio: Si se ejerce una fuerza hay que esperar una fuerza opuesta de igual intensidad. A cada acción corresponde una reacción.

La tercera ley es la ley que mejor conocen las personas o mejor decir ejecutan o actúan las personas. Más allá de todo el trabajo previo que se haya realizado, principalmente actuando sobre las leyes primera y segunda, siempre habrá una fuerza contraria presente. Fuerzas internas y externas ejercerán una reacción a la acción emprendida. Y si lo pensamos, esta ley nos proporciona información para no estar desprevenidos ya que gracias a ella sabemos que siempre habrá una reacción ante las acciones que tomemos. Entonces, podemos tomar la estrategia de aumentar la intensidad de la fuerza de acción o disminuir la intensidad de la fuerza de reacción para ejecutar el cambio.

En mi experiencia personal, posiblemente porque los trabajos que me ha tocado realizar con este tema demandaban resultados rápidos, siempre he preferido focalizarme en activar las fuerzas de acción y aumentar la intensidad de esas fuerzas. Dicho de otro modo, focalizarme en las fuerzas positivas (de acción) para generar la intensidad y cantidad suficiente para anular las fuerzas negativas (de reacción). Un buen método es conocer y trabajar sobre lo que la organización “quiere y desea” en lugar de trabajar sobre aquello que “no quiere o no desea”. En lo cotidiano, las organizaciones pueden generar fácilmente una lista de aquello “que no quiere o no desea” pero no ocurre lo mismo con aquello que “quiere o desea”. Ahí el desafío.

Para entender las fuerzas externas hay modelos útiles tales como “Las Cinco Fuerzas” de Michael Porter [Porter 1998] o los análisis PESTELCO que hoy pueden conseguirse en la internet.