REVISTA CONSULTORIA #76 SUPLEMENTO PYMES | Page 65
En otros casos, encontramos con que los co-
laboradores y mandos medios en general, tie-
nen buenas intenciones pero se encuentran
desorganizadas, es decir, no se encuentran
alineadas con los objetivos de la organiza-
ción; un problema de fondo que tiene como
resultado el clásico “estamos siempre ocupa-
dos, pero seguimos sin resultados”, es decir,
hacemos mucho pero avanzamos poco.
¿Cómo lograr un cambio de fondo?,
¿Porqué es que estas iniciativas viven inten-
cionadas y no prosperan?, ¿Qué podríamos
hacer para generar un cambio de fondo en
la empresa?
Las consecuencias de las acciones
Lo primero que debemos tener en claro es
que una acción es una consecuencia de al-
go mucho más profundo, un sentimiento que
se fundamenta en creencias y aprendizajes
previos que en rara ocasión son cuestiona-
dos o incluso analizados de forma conscien-
te. Son precisamente estas creencias las que
debemos abordar si es que deseamos un
cambio profundo y duradero.
Ya sea desarrollar al personal o buscar que
se incremente la eficacia relacionada con
los objetivos de un área de trabajo, tarea o
función específica, los responsables del capi-
tal humano o dueños señalan que existe una
insatisfacción en el logro; en gran medida
esto se debe a que no existe una conexión
directa entre el resultado que se busca y las
creencias y estilos de pensamiento que nos
llevarán a ellos.
Regularmente las habilidades que requieres
en tu equipo de trabajo ya se encuentran
presentes en el mismo, pero de alguna for-
ma no se ponen en práctica, se encuentran
como “adormecidas” por la costumbre, la
rutina o alguno que otro asunto del día a día,
¿Cómo despertarlas?, esa es la clave.
Lograr capacitar a las personas tiene que ver
con precisar objetivos alcanzables, el estado
deseado al que busca llegar con una con-
notación precisa medible expresándose de
una forma más específica, misma que gene-
re cambios de fondo que puedan sostenerse
en el largo plazo, capacitación enfocada
no solo en acciones sino en creencias y esti-
los de pensamiento.
Por ejemplo, podríamos contar entre nues-
tros colaboradores con alguien que tiene un
sentido de urgencia altamente desarrollado,
V
A
L
O
R
EMPRESARIAL