Revista Casapalabras N° 36 Casapalabras N° 36 | Page 85

A veces quisimos tener este trato ateniense con Donoso y le pedimos contraseñas para seducir a una chica o aliviarnos del abandono. Lo idolatrábamos en tal forma que deseábamos convertirlo en juez de nuestra intimidad. También en eso fue muy riguroso: por más tequila que se sirviera en la mesa y por más boleros que cantara el trío de turno, nos aclaró que, en el insondable laberinto de las pasiones, cada quien es responsable de sus actos. adolescencia y mi primera ju- ventud, y la voz que definió mi rito de paso hacia la literatura. Le recordé lo mucho que le de- bía. Él hizo bromas, evadiendo el sentimentalismo. La llamada fue casi festiva.  Meses después estaba en Italia, en una residencia para escritores que había tenido eminentes inquilinos. El fa- llecimiento de Miguel me de- volvió al origen, revelando que un autor jamás llega a la meta. Bruce Chatwin había ocupado mi misma habitación, pero eso no me rescataría de ser, para siempre, un principiante. Con su muerte, mi maestro me daba una última lección. Pensé en la conversación que sostuvimos por teléfono, él en Guayaquil, yo en Quito. Ambos sabíamos que no volve- ríamos a hablar, pero hablamos como si nos fuéramos a encon- trar al día siguiente y ejercimos lo que nos unió desde que yo tenía quince años: la ficción.  Mi mente no colgará esa llamada. (Tomado del libro A la mar la palabra. Memoria de los talleres litera- rios de Miguel Donoso Pareja. México- Ecuador, CCE, Quito, 2018). Juan Villoro (México D.F. – 1956) Narrador, dramaturgo, cronista, ensayista y periodista. Miembro del taller li- terario de la Universidad Autónoma de México (UNAM) en la década del setenta. Estudió Sociología en la Universidad Autónoma Metropolitana, con- dujo el programa de Radio Educación El lado oscuro de la luna, y fue agrega- do cultural en la embajada de México en Berlín Oriental. Ha ejercido como director del suplemento La Jornada Semanal, además de impartir talleres de creación y cursos en instituciones como el Instituto Nacional de Bellas Artes y la Universidad Nacional Autónoma de México.  Como redactor, ha colaborado en las revistas Cambio, Gaceta (Fondo de Cultura Económica), Universidad de México, Crisis, La Orquesta, La palabra y el hombre, Nexos, ¡Vuelta, Siempre!, Proceso y Pauta, de la cual fue jefe de redacción, así como en los periódicos y suplementos La Jornada, Uno más uno, Diorama de la Cultura, El Gallo Ilustrado, Sábado, entre otros. Fue becario del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en el área de narrativa y del Sistema Nacional de Creadores Artísticos. Ha sido profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, Yale, en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y en Princeton. Vive entre México y España. Su éxito como novelista llegó en 2004 con El testigo, Premio Herralde. Entre otros, ha obtenido los siguientes premios: Premio Xavier Villaurrutia (1999), Premio Internacional de Perio- dismo Vázquez Montalbán (2006), Premio Antonin Artaud (2008), Premio Ciudat de Barcelona (2009), Premio Iberoamericano de Letras (2012). 83