Revista Casapalabras N° 36 Casapalabras N° 36 | Page 74

Tu ángel presuroso invade mi océano. Penetra victorioso el polen de la vida. Eros hace el amor entre las dunas bajo la delgada transparencia marina. Mis peces alimentan tu voracidad de fuego. Por dentro me crece un dulce huerto para saciar tu lengua enajenada en el juego lascivo de todos los sentidos. Resucítate en mí Un ángel descendió, se posó en mí con una muleta de hierbabuena sobre los párpados de mi vientre. Con su sonrisa endulzó el pan moreno de mis manos, que se hicieron miel canela; besó la corola dormida, fúlgida, anochecida, mágica. Le brotó nuevo canto encadenado al arco fogoso de sus labios. Su entusiasmada vela fue abriendo mi océano con extraños idiomas, depositó en él acarameladas cuartillas líquidas, y peces temblorosos brincaron jubilosos. Grité, me di a ti ángel perturbador para la crucifixión de tus partículas. Volví a gritar, ¡crucifícate en mí! ¡muérete en mí!, ángel devorador, en el gólgota de mis ansias. Y degollé todas mis mentiras para que resucites tú en mí, única realidad en mis espejos lívidos. Resucitó en mí, con todos sus demonios. Volcó en mis espacios cóncavos estertores mordidos de lujuria. 72 Alucinación Mis pies buscan desesperados la salida. ¿Qué aire me retiene? ¿Qué rocas me sustentan? No alcanzo a columbrar por qué me pierdo en su mirada de agua, por qué me instalo en su sonrisa mágica que dentro de mí cae radiante y luminosa, médula necesaria en mi jornada de huesos, de piel y de sentidos. Por qué me prendo hoja en su rama, en el olor de su textura de hombre, gladiador en los instintos, y me atrevo a rozar su piel de acelerado ritmo de animal salvaje. Qué cuerda me retiene apretada a su cuerpo de titán invencible. Porque pierdes tus remos en todas mis bahías Qué hay de ti en ti que no sea mío, tus manos y tu boca, tu presentida brújula; tu has hecho de mis íntimas vertientes un océano grávido de fuego que no cesa, que sin querer me incendio entre tus brazos. Tú eres yo y yo soy tú indefinidamente, porque has dado forma a mi voz transparente. porque sobre mis besos vas inventando besos, porque pierdes tus remos en todas mis bahías.