Revista Casapalabras N° 36 Casapalabras N° 36 | Page 69
tando por Li. Shui responde que no
está en casa, que no ha regresado.
El hombre se enfurece y grita:
—Maldita sea, china de mierda,
por qué no has regresado. No vuelvo
a prestarle dinero. Dile a tu madre
que me debe mucho dinero, que no
se haga la loca —el hombre cuelga.
Shui no sabe qué decir. Teme por
su madre. Tiembla. Llora.
A los días, llama Li, su voz sue-
na preocupada, le dice que no pue-
de verla, que tiene que irse lejos
porque tiene un loco que la persi-
gue. Teme por su vida. Shui grita:
—¿Por qué mamá? ¿Por qué?
¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué no
vienes a casa? ¿Quién es ese hombre?
—Shui, hija mía, no puedo ex-
plicártelo ahora, te dejé dinero con
la vecina. Pronto te llamaré de vuel-
ta. Cuelga.
’ ’ ’
Shui toca la puerta de la vecina.
Del otro lado se escucha a lo lejos la
voz de una mujer.
—Hola señora, ¿mi mamá me
dejó algo para mí? —preguntó Shui.
—Hola Shui, claro, tu madre
me dejó cien euros para ti.
—¿Dónde está ella? —preguntó
Shui.
—No lo sé pero se ha ido lejos,
teme por su vida, al parecer tiene
muchas deudas y un hombre mayor
la persigue —dijo la vecina.
—¿Quién es ese hombre?
—preguntó Shui.
—No lo sé —respondió la vecina.
—¿Por qué quiere hacerle daño?
—preguntó Shui.
—Al parecer le debe dinero. Tu
madre estuvo en una clínica, tiene una
rara enfermedad que no sabemos y no
tiene dinero para pagarle el préstamo
a ese hombre —dijo la vecina.
—Mi madre trabaja en una
tienda de víveres —dijo Shui.
—Sí, pero sé que renunció a ese
trabajo hace tiempo, sobre todo
era para que le dieran los papeles
de residencia. Ahora ella está le-
jos. Debes estar pendiente de su
llamada, seguro te llamará pronto.
No pierdas la esperanza. Tu madre
estará bien —dijo la vecina—, cuí-
date, adiós.
Shui caminó de vuelta a casa.
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