Revista Casapalabras N° 36 Casapalabras N° 36 | Page 46

y prefieres luchar sola sin hombre como las amazonas salvo el sexo violento con algún extraño cuya mirada descubrió tu secreto te hizo atisbar algo que podría ser terriblemente duradero pero que no lo es ni lo será lo decapitará tu corazón de golpe o se irá lo dejarás ir se desvanecerá. Todos caminamos alguna vez sonámbulos por el filo de la cornisa y regresamos sorteamos los laberintos de la felicidad o del infierno Y estará bien mientras tengamos en las pupilas el resplandor de la partícula de eternidad en que las bellas cosas suceden. 44 Cuando los cuerpos se encienden alumbran como lámparas Cuando las yemas de mis dedos se hayan deslizado morosamente sobre tu piel desnuda transidas ya las manos de tu olor a manzana no salados los besos todavía la piel ardiendo a mares podrán quemar los cuerpos sus profundos sahumerios librar los subterráneos ríos purificadores intercambiar la miel de sus ofrendas seminales. No importará después que cada cuerpo vuelva a su espiral a su invencible timidez a su pudibundez original a su viva ceniza. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos Plegaria contra las desazones del amor Otra mujer es la que se asoma a los ojos de esta niña que me mira y sonríe. ¿Por qué te escondes por qué te empeñas en desaparecer? ¿por qué me arañas el corazón con uñas duras? Por lo menos ahora te sorprendí rondándome antes había sentido solo tu respiración sobre la nuca el nudo de tus brazos ahogándome tu sombra suave sobre la cama dura ausente bajo la luz vacía pero atravesándome como la espada de un faquir. Algún día lo sé vas a mirarme desde mis propios ojos en el espejo. Entonces estaré perdido. Oh Dios que pueda soportar el tránsito de nuestro amor hacia la indiferencia que tu cercanía no me haga arder que podamos amablemente celebrar los días eludiendo el espejo donde uno de los dos no se verá cualquier signo que pueda afantasmarnos hacernos ver nuestra indigencia.