46
facilidad de la comunidad por utilizar el desplazamiento y la desclasificación
del otrx dentro de una práctica común, pues es más simple enviar a los márgenes que dedicarse a comprenderlo.
Considerando lo atrevido que puede significar enunciar una apreciación
como esta, es pertinente comprender otro fenómeno importante dentro de
esa forma de actuar. Lo que ha hecho el neoliberalismo y el capitalismo
sobre lxs sujetxs de la sociedad representada tiene relación directa con la
anulación de la capacidad reflexiva, por lo tanto la prioridad es lo inmediato,
lo instantáneo, contribuyendo a sostener el discurso político del asistencialismo y la premura por resolver situaciones que, si bien pueden sobrellevar la
problemática inmediata, no instalan una política real para la resolución de
los problemas.
A qué se ha acostumbrado, entonces, la sociedad. La respuesta es penosamente evidente, pues se necesita que alguien solucione los acontecimientos
por ellxs, rápido, en la eficacia inmediata y con baja reflexión para el sujeto.
Como consecuencia de esto se han modelado personas que no van más allá
de las situaciones que vivencian, sino que lo que importa es resolver.
La complejidad aparece cuando la costumbre de resolución operada por el
estado no llega o es discutida por la colectividad, quien, en un afán distorsionado y abrupto por generar la solución a una dificultad, se empodera y
desplaza la confianza sobre aquellas instituciones que entregaron las soluciones tradicionalmente, deslegitimándolas. En este situación, las personas
sobre quienes se ha anulado la resolución de problemas y la participación
van a actuar con el único recuerdo y experiencia de vida que permanece en
la memoria personal y colectiva: la violencia.
Entendiendo el escenario de lo abrupto y la costumbre de solucionar velozmente cualquier eventualidad, en la reflexión cotidiana no hay espacio para
mediar sobre los niveles de violencia implementados por esa colectividad.
De la mano con esta situación, la masa de personas construye una posición
de pseudoautoridad, amparado en el bullicio y el entusiasmo colectivo, que
ejerce el poder sobre aquellos sujetxs que no forman parte de esa comunidad
eufórica, que considera la fuerza como método de control. Así, un ajusticiamiento colectivo contra alguien en medio de un territorio público, hostilizado
por el diseño arquitectónico del ensimismamiento, y con gente enajenada por
la frustración de un sistema estatal que para ellxs es improductivo, no entre-