Pablo dice que cuando logre el negocio me va a regalar los implantes.
A veces salgo por ahí a tomar fotos. Me gusta ir a Sabana Grande en
busca de miserias. Mis preferidos son los niños vendedores. Esos que
van de carro a peatón ofreciendo yesqueros y rosas de plástico. La
mejor imagen es una en la que aparece un niño extendiendo el brazo
mientras la ventana de un carro se cierra: qué estética es la pobreza.
También le tomo fotos a la basura, a la cochambre de aceite y humo, a
los perros callejeros. Cada vez que encuentro un perro lo sigo para ver
en qué anda, casi siempre me topo con dos machos y una hembra líder.
Los fotografío mientras van escarbando las bolsas de desechos, lamen
el suelo debajo de los carritos de perrocaliente o se lanzan a los carros
de la Casanova. De ahí saldrá mi próxima serie: Ladra. Eso sí, voy
vestida como una pata en el suelo y guardo la cámara en un bolsito de
yute para que no me asalten. Mi mamá se alarma. Dice que por qué me
pongo a mirar a los pobres. Hija, con la cantidad de paisajes bonitos
que tiene Caracas. El Ávila cuando amanece, cuando atardece. Mira
qué bonito el Ávila que no tiene ranchos.
Lo que le pasa a ella es que no sabe qué hacer con su vida.
El segundo aborto fue más fácil. Pablo me dio el dinero, me dijo me
avisas cuando se haya terminado. En el carro me dio por silbar Nina
Simone. Con lo que me sobró me compré 2 gramos. Esa misma noche
me olvidé del feto.
First they curse, then they press me ’til I’m hurt.
La cena aquella en que fui a conocer a los padres de Pablo. Pases en el
baño. El papá no dejaba de mirarme las piernas entre wiski y wiski. La
mamá hablando de los Montes de Oca y su casa en Palm Beach.
Ningún día se parece al otro pero todos los días son iguales.
Mi mamá dice que no hay peor mujer que la solterona. Condenadas a
pasarse la vida entre faldas de algodón y el dulce manoseo ocasional
del ginecólogo. Por eso se me ocurrió la serie A vestir santos. Fui
recopilando información. Conocí todo tipo. Solteronas de 60 y de
15 años. Solteronas opacas, solteronas alegres, solteronas con gato,
solteronas con jardín y Feng Shui, solteronas cristianas, solteronas
que mimaban el cáncer de su tío enfermo. Margarita, la solterona más
triste, dedicaba el día entero a escuchar los discursos del Presidente.
Gracias a él aprendió a leer y a manipular un fusil.
Lo que nos pasa a nosotras es que no sabemos qué hacer con nuestras
vidas.
Pablo fuma porros pero muy de vez en cuando. Bebe moderadamente.
Follamos siempre en misionero porque tiene problemas de espalda. Está
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