Revista Calderón | Page 45

Mariana habitaba en una casa de locos: su padre, que hacía más de dos décadas que no se levantaba de su cama, por haber sido rechazado por Clotilde, y que frecuentemente realizaba travesías por toda España; pero eso sí, sin moverse de la cama; su tía Micaela, que todos los sábados por la noche velaba en el comedor porque, según ella, acudirían ladrones; la sirvienta, que al no desear escuchar ninguna palabra por parte de la familia, realizaba las tareas apresuradamente y contestaba a todas las preguntas de forma rápida y sin sentido; y por último, los dos criados: Fermín, sirviente de la familia, al que el residir en una vivienda llena de chalados, le estaba pasando factura, pues se estaba transformando en un auténtico demente con unas manías excesivamente raras( no olvidemos que acompañaba al padre de Mariana en sus singulares viajes ) y Leoncio, que, al sustituir a Fermín, se da cuenta de la situación que hay en la casa y pronto se arrepentirá de la decisión tomada. La obra concluye con el misterio de Fernando descubierto. Fernando lleva a Mariana a su hogar y le muestra lo que estaba oculto durante años: un vestido de fiesta, un retrato y una caja de música. Mariana, que se