Revista BLI - Invierno 2019 BLI N.1 Invierno 2019 | Page 60
La creatividad en el aula por M.ª del Pilar López Gómez
aprendemos a reproducir exactamente unas figuras a las que llaman le-
tras. Todos nos sentimos muy contentos porque hemos comenzado a es-
cribir y a leer. Gracias a esto podremos comunicarnos con los demás de
un modo más completo.
Llegados a este punto, cuando tenemos un folio en blanco delante de
nosotros ya no cogemos los colores y plasmamos en el papel lo que que-
remos, sino que esperamos a recibir las premisas o instrucciones para ha-
cer exactamente lo que se espera que hagamos. Cuanto más parecido
al modelo sea nuestro trabajo mayor reconocimiento obtendremos. Es el
tiempo en el que aprendemos que los perros tienen solamente una ca-
beza y que son más pequeños que una casa a no ser que el perro esté
en primer plano y la casa aparezca a una distancia mayor. Aprendemos
que las nubes son blancas y no azules o que un cuento tiene tres partes:
introducción, nudo y desenlace. A lo largo de nuestra vida en las aulas
aprendemos muchos contenidos y cada vez tenemos más conocimien-
tos sobre el mundo que nos rodea. Creemos que de este modo podre-
mos prosperar con menos dificultades en nuestra futura vida de adultos.
Tanto es así que dedicamos gran parte de nuestro tiempo fuera de las
aulas estudiando y repasando todos esos aspectos que nos enseñan
dentro de las mismas. Recibimos el apoyo e incluso la exigencia de nues-
tros padres y madres para que así lo hagamos. Leemos y dibujamos so-
bre lo leído. Establecemos conexiones entre los hechos reales a través de
las causas y efectos. Analizamos los colores y les damos orden, pero no
en el arcoíris sino en el círculo cromático. Las proporciones en el cuerpo
humano nos dan una sacudida cada vez que intentamos dibujar una fi-
gura. La goma de borrar no da abasto y el soporte de nuestras obras ter-
mina arrugado y emborronado. Las papeleras se llenan de sueños inaca-
bados llenos de frustración.
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