Revista Aula Magna | Page 9

ISMA - Instituto Superior Marista A-730 final del Capítulo, me parece muy hermoso constatar que hayamos aceptado entrar en una dinámica que no conocíamos y de la que no sabíamos muy bien cómo iba a terminar. Decidimos optar por la audacia y caminar hacia delante con confianza. Y ahora que hemos terminado, creo sin duda que muchos de nosotros reconocemos que la metodología de diálogo fraterno, por la que optamos, corresponde muy bien con nuestra experiencia y vivencia de hermanos. Hace unos días una periodista vino a entrevistarme. Me llamó la atención uno de sus comentarios. Me decía: “He estado siguiendo el Capítulo por la página web, he leído las crónicas, y me ha impresionado mucho el tipo de metodología, incluso la disposición que tienen en la sala”. Y me preguntaba: “¿Cree que esto del diálogo fraterno pudiera adoptarse también en otros niveles eclesiales?” La verdad es que, luego, cuando hablamos de tú a tú, me comentó: “Voy a poner esta pregunta en términos más suaves, porque estos días se está celebrando el Sínodo y no quisiera que se hicieran comparaciones”. De hecho, las estaba haciendo. Me parece que, a veces, incluso sin darnos cuenta, simplemente por nuestra manera de hacer, por nuestras opciones, por nuestro modo de relacionarnos, estamos mostrando el rostro mariano de la Iglesia que realmente queremos. En un contexto eclesial alguien pronunció estas palabras: “Hoy la Iglesia se ha convertido para muchos en el principal obstáculo para la fe; en ella sólo puede verse la lucha por el poder humano, el mezquino teatro de quienes, con sus observaciones, quieren absolutizar el cristianismo oficial y paralizar el verdadero espíritu del cristianismo”. Esto lo escribió, en los años 70, un teólogo llamado Ratzinger. Hoy la Iglesia se ha convertido para muchos en el principal obstáculo para la fe. El sueño de la Iglesia que compartimos es la del Vaticano II; lo reflejó muy bien Juan XXIII con una hermosa imagen cuando decía: “la comunidad cristiana Aula Magna Nº 13 tiene que ser como la fuente en medio de la plaza”. En el contexto mediterráneo, la fuente en medio de la plaza es el lugar donde todos se congregan. Y no sólo para beber; es un lugar de encuentro, de compartir, de sentarse, de estar a gusto: mayores, niños, ancianos… Es una imagen del rostro mariano de la Iglesia. ¿Qué aprendizajes nos llevamos a casa de esta experiencia capitular? ¿Tenemos alguna tarea para casa? Yo diría que sí. a) LA CREATIVIDAD En primer lugar, la creatividad. Me parece que la experiencia que hemos vivido es una invitación a romper las inercias y a usar lo que es más adecuado a nuestros valores. Alguien me comentaba al inicio del Capítulo, que más de una vez había pensado que en los Capítulos provinciales algo no funcionaba debido al tipo de metodología; pero que nunca pensó que pudiera hacerse de manera diversa. Necesitamos creatividad. b) LA PACIENCIA En segundo lugar, paciencia: estamos aprendiendo. Creo que todos estamos contentos con la experiencia de la metodología adoptada en el Capítulo, pero al mismo tiempo reconocemos que podemos mejorar. Pienso que hay que evaluar cuidadosamente el desarrollo del Capítulo y pasar esta evaluación a quien prepare el próximo Capítulo general; aunque estoy seguro de que no vamos a tener que esperar tanto. Me imagino que, en poco tiempo, a lo largo y ancho del Instituto, e