Revista Aula Magna | Page 38

ISMA - Instituto Superior Marista A-730 En la entrega cotidiana, el agotamiento físico y mental, no impide que siga en pie la pasión, el enamoramiento por el ser humano, el seguir construyendo un ámbito de unidad entre nosotros, ideal que atraviesa la vida entera de muchos. Y es este mismo ideal el que nos exige seguir saliendo de nosotros mismos para ir hacía el encuentro del otro y acompañar su camino de vida. El Evangelio nos enseña que debemos ser luz y sal para el otro y que no podemos encender una lámpara para guardarla en un cajón sino para iluminar las tinieblas. En estos tiempos vamos descubriendo el verdadero compromiso de formar a los alumnos y más todavía cuando sabemos que estamos llamados a construir el Reino de Dios desde esta vocación de ser Maestro y Educador Marista. Porque ser Educador Marista nos involucra de lleno con toda la vida, ofreciendo todo el corazón por una causa: formar personas bondadosas, humildes, capaces de discernir lo bueno de lo malo, ciudadanos que construyan y forjen el futuro país. País que nos pide que entreguemos todo y no nos guardemos nada. Nos enseña el Evangelio que debemos acumular riquezas en el cielo y no en la tierra. También enseña que allí donde está tu tesoro también estará tu corazón. Y en esto nos preguntamos ¿cuál es nuestro tesoro? para saber hacia dónde está orientado nuestro corazón. Aula Magna Nº 15 • Por el Profesorado de Educación Incial: Palabras de agradecimiento : Sofía Bracco. Muy buenas tardes, directivos, profesores, compañeras, familias y amigos. Gracias a todos por estar hoy acá. Hace tres años, o un poco más, iniciamos nuestros estudios en el profesorado, sabiendo que los años que pasaríamos acá iban a ser una inversión para nuestro futuro. Algunos días fueron memorables, de esos que a uno le gustaría enmarcar y colgar en una pared para tenerlos siempre presente, rodeados de risas, tijeras, marcadores y goma eva, otros días fueron agotadores, pero todo eso dio sus frutos e hizo que hoy estemos todos juntos celebrando el cierre de esta etapa tan esperada por nosotras. Terminamos y es el mejor momento para agradecer a todas las personas que supieron acompañarnos en estos años. Siguiendo las palabras del Evangelio pensamos: ¿Nos decidimos adultamente a descubrir lo que es el Amor, amando hasta el fin (jn. 13,1), o miramos para atrás y a los costados, tentado por la comodidad de la mediocridad humana?. En primer lugar a los directivos y docentes de esta casa. Gracias por la confianza puesta en nosotras, por los consejos, la ayuda y el apoyo que nos brindaron a lo largo de estos años. M