Revista Aula Magna | Page 11

ISMA - Instituto Superior Marista A-730 Aula Magna Nº 15 Debemos preguntarnos si, como nuestro fundador, ¿estamos o no, por encima de todo, enamorados de Jesucristo creíblemente visible entre los niños pobres y los jóvenes que cautivaron el corazón de Marcelino? 4-.Superar los límites Tenemos la suerte de poder esgrimir algunos textos del tiempo de Marcelino que expresan más bien la visión de las cosas a través de los ojos de los niños que a través de los ojos de los adultos. Me refiero concretamente a la forma de aprender a leer y pronunciar las consonantes. Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen temprano por la mañana y están en el cole una hora antes, otros salen del cole una hora más tarde porque tienen entrevistas con los padres que trabajan y no pueden acudir a otra hora, otros recorren todos los días más de 100Km de ida y otros tantos de vuelta. Están locos. El buen Padre, que desconfiaba de sus propias luces, aprovechó ese tiempo para consultar a muchas personas sobre el asunto. En verano les dan vacaciones, pero no desconectan del todo, piensan en sus clases, preparan tareas para el curso siguiente. En invierno hablan mucho, siempre llevan caramelos de miel y limón en los bolsillos, otros con una botella de agua a su lado. Su garganta siempre está dolorida, pero siguen enseñando, a veces fuerzan su voz, pero siguen transmitiendo sus conocimientos con cariño e ilusión. Tras maduro examen, todas ellas le aconsejaron la nueva pronunciación de las consonantes por ser más racional y apropiada para acelerar el progreso de los niños. Los Hermanos, que a duras penas se habían resignado a probar el nuevo método, lo experimentaron de forma deficiente, por lo que sólo quedaron satisfechos a medias. Al llegar las vacaciones, casi todos se declararon contra su adopción definitiva. El Padre los reunió en asamblea deliberativa. Cada cual aportó un montón de objeciones exponiéndolas con tanto mayor ardor y energía cuanto más fundadas las consideraba. Después de haber escuchado las objeciones y observaciones de todos, el Padre Champagnat les hizo ver de modo concluyente las ventajas del nuevo método, y estableció que había que adoptarlo. Pero, Padre -replicó un Hermano-, casi todos los Hermanos consideran defectuoso ese método; ¿cómo podemos creer que sea mejor que el anterior? ¿Cómo vamos a adoptar algo que rechaza la mayoría? -Querido hermano -respondió el Padre-, hay veces que no debemos fijarnos tanto en el número de los votos cuanto en su peso . Vosotros, Hermanos Directores, que no estáis encargados de las clases de párvulos, y que, además, tenéis prejuicios contra este método, no lo conocéis ni lo habéis aplicado seriamente. Los pocos Hermanos que lo han utilizado están satisfechos y no aducen los inconvenientes que acabáis de señalar. Al contrario, afirman que tiene muchas ventajas sobre el anterior y que es más adecuado para acelerar los progresos de los niños. Personas competentes y con experiencia, a las que he consultado, son de la misma opinión; creo, pues, que es corr