ISMA - Instituto Superior Marista A-730
Aula Magna Nº 15
Debemos preguntarnos si, como nuestro fundador, ¿estamos o no, por
encima de todo, enamorados de Jesucristo creíblemente visible entre
los niños pobres y los jóvenes que cautivaron el corazón de Marcelino?
4-.Superar los límites
Tenemos la suerte de poder esgrimir algunos textos del tiempo
de Marcelino que expresan más bien la visión de las cosas a través
de los ojos de los niños que a través de los ojos de los adultos. Me
refiero concretamente a la forma de aprender a leer y pronunciar las
consonantes.
Yo los conozco. Los he visto muchas veces. Son raros. Algunos salen
temprano por la mañana y están en el cole una hora antes, otros salen
del cole una hora más tarde porque tienen entrevistas con los padres
que trabajan y no pueden acudir a otra hora, otros recorren todos los
días más de 100Km de ida y otros tantos de vuelta. Están locos.
El buen Padre, que desconfiaba de sus propias luces, aprovechó ese
tiempo para consultar a muchas personas sobre el asunto.
En verano les dan vacaciones, pero no desconectan del todo, piensan
en sus clases, preparan tareas para el curso siguiente. En invierno
hablan mucho, siempre llevan caramelos de miel y limón en los
bolsillos, otros con una botella de agua a su lado. Su garganta siempre
está dolorida, pero siguen enseñando, a veces fuerzan su voz, pero
siguen transmitiendo sus conocimientos con cariño e ilusión.
Tras maduro examen, todas ellas le aconsejaron la nueva pronunciación
de las consonantes por ser más racional y apropiada para acelerar el
progreso de los niños. Los Hermanos, que a duras penas se habían
resignado a probar el nuevo método, lo experimentaron de forma
deficiente, por lo que sólo quedaron satisfechos a medias. Al llegar
las vacaciones, casi todos se declararon contra su adopción definitiva.
El Padre los reunió en asamblea deliberativa. Cada cual aportó un
montón de objeciones exponiéndolas con tanto mayor ardor y energía
cuanto más fundadas las consideraba. Después de haber escuchado
las objeciones y observaciones de todos, el Padre Champagnat les hizo
ver de modo concluyente las ventajas del nuevo método, y estableció
que había que adoptarlo.
Pero, Padre -replicó un Hermano-, casi todos los Hermanos consideran
defectuoso ese método; ¿cómo podemos creer que sea mejor que el
anterior? ¿Cómo vamos a adoptar algo que rechaza la mayoría?
-Querido hermano -respondió el Padre-, hay veces que no debemos
fijarnos tanto en el número de los votos cuanto en su peso . Vosotros,
Hermanos Directores, que no estáis encargados de las clases de
párvulos, y que, además, tenéis prejuicios contra este método, no lo
conocéis ni lo habéis aplicado seriamente.
Los pocos Hermanos que lo han utilizado están satisfechos y no aducen
los inconvenientes que acabáis de señalar. Al contrario, afirman que
tiene muchas ventajas sobre el anterior y que es más adecuado para
acelerar los progresos de los niños. Personas competentes y con
experiencia, a las que he consultado, son de la misma opinión; creo,
pues, que es corr