Revista Aula Magna | Page 9

ISMA - Instituto Superior Marista A-730 Aula Magna Experiencia Pedagógica Misionera 2007 El sueño de San Marcelino Champagnat en Santiago del Estero Testimonio desde el paraje La Costa 2ª Sala de Primeros Auxilios San Marcelino La Salita de Primeros Auxilios «San Marcelino Champagnat» está ubicada en el paraje La Costa 2ª, en el municipio de Icaño, provincia de Santiago del Estero. Dicha salita, que fue construida a través de uno de los proyectos solidarios del hermano Horacio Bustos, ha sido durante esta misión 2007 el escenario de una experiencia especial de comunión de vida por parte de los integrantes del grupo misionero destinados allí. Una comunión de sentimientos vividos en la fraternidad y la solidaridad con las familias del lugar que se acercaban a la Escuela Nº 605, en cuyo predio está la sala de primeros auxilios. Esta experiencia misionera de comunión y fraternidad fue la mejor medicina que se pudo ofrecer en el encuentro con las personas que venían a nosotros con alguna necesidad. Fue tan estimulante el trabajo que se realizaba, que el típico descanso santiagueño no estuvo presente!!!! Fue una verdadera «experiencia pedagógica misionera» que, sin pensarlo, llevó poco a poco al grupo misionero de salud a abrazar a la comunidad del paraje, no sólo con la atención primaria de la salud de niños, jóvenes y adultos afectados por algún mal, sino también a través de los talleres educativos (tejido, costura, cocina, envasados, repostería, prevención de la salud, etc…) que se fueron ofreciendo para favorecer una instrucción que generara algunos cambios en el modo de vivir de la gente. En un lugar donde los algarrobos embellecen el paisaje, atendíamos muchas veces dando «clases abiertas» para que las mujeres aprendieran algunas técnicas claves, desde tomar la temperatura hasta saber qué hacer ante determinadas dolencias que pueden revertirse cuando se les dan pautas de alarma para ir al médico. Muchas veces en esta realidad hay que explicar bien y detalladamente las cosas. Por ejemplo, que la indicación recibida en el hospital: «tomar este medicamento cada 8 horas», no significa «una vez al día»; hay que explicar «los momentos del día» para tomar la medicación y cómo prepararlos. Estos detalles son los mejores parámetros que se pueden transmitir, cuando el agua que consumen no es potable y los relojes no existen. La situación de muchas personas nos ha llevado a hacer un acompañamiento integral en cada consulta, ya que la escucha era parte de la atención, cuando mujeres de diferentes edades nos confiaban las penas y angustias que vivían en sus hogares. Cabe decir que, a lo largo del año, la salita de primeros auxilios se mantiene gracias a los beneficios (carreras de caballos, bingos, ferias americanas, etc.) que realiza una comisión de vecinos, que ayudan al sostenimiento del servicio abonando un sueldo a un enfermero que viene a atender tres días a la semana. El sentimiento de entrega presente en el interior de las misioneras generaba una fortaleza que no daba lugar ni al cansancio ni a los detalles femeninos (esto se nota al mirar las fotografías!!!) En algunas de nuestras conversaciones tomábamos conciencia de haber dejado olvidados en el bolso las cremas de maquillaje y el espejo. Gracias a la ayuda de la Virgen y de San Marcelino, se pudo hacer mucho trabajo en poco tiempo: * Se realizaron electrocardiogramas (ECG) que diagnosticaron patologías en adultos. * Se realizaron electrocardiogramas (ECG) que confirmaron la sospecha clínica de patologías cardiacas en niños. * Se dosaron valores de glucemias que permitieron realizar derivaciones al hospital de Añatuya (ubicado a 30 Km del lugar). * Se hicieron talleres de cocina que reforzaron el tema de la importancia de los nutrientes esenciales y de la higiene alimentaría (recuerda algunos jóvenes que compartieron una cena porque les había gustado el guiso de lentejas!). * Se hicieron talleres para formar «promotores de la salud»: algunas personas del lugar aprendieron a tomar la presión y a hacer nebulizaciones (ya que se dejaba en donación un nebulizador por escuela, con otros elementos necesarios como tensiómetros y termómetros); aprendieron también a tomar la temperatura y, entre otros temas, recibieron pautas mínimas para evitar la deshidratación por una gastroenteritis, o para identificar dificultades respiratorias en los más pequeños…, etc. Todo esto enseñado especialmente a las mujeres, mate por medio, en un clima de mucha alegría. 7