ISMA - Instituto Superior Marista A-730
Aula Magna
Experiencia Pedagógica Misionera 2007
un repaso de lo vivido, a la luz de la fe, para que no alcancen las
palabras con las que expresar la felicidad que encierra lo vivido.
Es muy significativo poder corroborar que todo el Evangelio no
es pura letra, sino, más bien, un camino práctico y sencillo que
conduce a la persona a ese encuentro con el Dios de la Vida;
un camino mistagógico, en el cual una experiencia «única» deja
una huella indeleble para toda la vida, no tanto por la manera
en que ocurren, sino por causa de la grandeza de las realidades
espirituales que se revelan ante nuestros ojos.
Paola y Verónica compartiendo con la gente de Navicha
CHARLAMOS, CHARLAMOS…¡ Y ERA EL PASTOR!
Tierra, polvo, algún arbusto, alguna cabra, y el camino polvoriento
que nos lleva a no sabemos dónde. Hacemos un trecho y a la
izquierda vemos un rancho. Nos acercamos, saludamos, tomamos
unos mates y charlamos, charlamos… con un señor atento,
conocedor de la Biblia. No lo podíamos creer: era el pastor
evangélico del lugar. ¿Habrá quedado algo de lo que dijimos?
Oscar García
Profesor en el Colegio marista Macnab Bernal
Nos esperan con los brazos abiertos y aunque dicen que les damos
mucho es mucho más lo que ellos nos dan ¡Gracias!
Testimonio desde los parajes Mancapa y
Puente Negro
Experiencia de unidad y fraternidad
Durante este año hemos experimentado un largo, pero a su vez,
hermoso y comprometido camino de crecimiento y formación en la
fe, gracias a la propuesta pedagógica-misionera organizada
por los Hermanos Maristas.
En lo que respecta a mi experiencia personal, «no puedo callar
lo que he visto y oído». Vi en una semana cómo un grupo de
personas casi desconocidas entre sí, conformábamos sin darnos
cuenta una pequeña y hermosa comunidad cristiana de fe, y los
que nos observaban podían decir: «miren cómo se aman». Con
el paso del tiempo uno puede corroborar que los milagros existen
y que Dios es el artífice de ellos. Basta sólo el hecho de hacer
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Esta experiencia, con todas las actividades de la comunidad
misionera que tuve el privilegio de integrar (Puente Negro Mancapa), me permitió comprobar que el ¡Maranatah! que
exclamaban los primeros cristianos es vivo y real para nuestros
días, porque «El Señor esta aquí» en medio de la asamblea orante.
Si de algo estamos seguros como cristianos es que debemos dar
testimonio, y éste tiene su eje central en el regalo maravilloso
que Dios nos hizo al abrirnos la casa de nuestros hermanos en
la fe, los evangelistas de Puente Negro.
Una experiencia inigualable, en la que nosotros aprendimos
muchísimo sobre lo que es ser cristiano, golpeamos la puerta y nos
abrieron, hemos hablado y nos han escuchado, nos mostramos
como somos y no nos juzgaron, es por ello que nosotros estamos
aquí dando testimonio de lo hermoso que es que los hermanos
«sean uno en el Padre», para despertar, si es necesario, hasta
de las piedras esta fe. La fuerza objetiva de la frase «Jesús es
el Señor» reside en el hecho de que ella se hace presente en
la historia, y podemos afirmar que de hecho, Jesucristo, el Hijo
del Dios vivo, se hace presente en cada gesto de humildad y
compasión que tengamos para con nosotros mismos y nuestros
hermanos. En esa tarde de encuentro lo único que prevaleció fue
el tan amado Kerigma, la Palabra por excelencia, esta Palabra
que nos revela un camino que ha sido el que ha entreabierto el
horizonte de Dios a