ISMA - Instituto Superior Marista A-730
Aula Magna
Experiencia Pedagógica Misionera 2007
La escuela posee dos únicas aulas. En una de ellas se nuclea a
los cursos de 1°, 2°, 3° año; y, en la otra, los cursos 4°, 5°, 6° y
7°. Cuenta también con una salita para los chicos del Jardín que
en esos momentos no tenían a su maestra jardinera.
A pesar de la pobreza, las enfermedades, la muerte y el dolor,
con que a diario están acostumbrados a vivir en su entorno, estos
pequeños han sabido darse con mucha alegría, han jugado con
nosotros y han sabido compartir su esperanza. Han encontrado en
el Grupo Misionero Marista, el rostro de Cristo. Un Cristo pobre,
paciente y misericordioso que se acerca a ellos. Para nosotros,
encarnar actitudes cristianas y practicarlas de corazón en tierra
fértil, es todo un desafío.
Le pregunto al lector: ¿Estás dispuesto a darte por los que más
necesitan, en tierras tan lejanas de tu ciudad?
realizar en la escuela y sobre todo en la salita.
La verdad es que había mucha gente con enfermedades que
venían arrastrando y no se atendían desde hacía años; inclusive,
chicos con alguna mal formación o desnutrición. En este sentido,
el trabajo de atención del grupo que se ocupó de la atención de
la salud fue excelente!!
Procesión con la imagen de la Virgen desde La Costa 2ª hasta
Mancapa,
en donde se
terminó con una
Celebración
Sinceramente,
me ha tocado
estar en un
grupo entregado
a su vocación y
que dio lo mejor
de sí en esa
realidad social. Ahora nuestra vocación y compromiso deben
seguir de por vida, aquí, allá o donde sea.
Desde el punto de vista misionero, evangelización y solidaridad
van intrínsicamente tomadas de la mano, una de la otra, en una
misma acción.
Durante la estadía en el paraje, por la mañana se daban clases
normalmente, y después del mediodía, salíamos a visitar las casas
de los alumnos, distantes a muchos kilómetros de la escuela.
Llevábamos la imagen de la Virgen, compartíamos una charla,
como así también un momento de oración. La gente nos recibía
y atendía con gran entusiasmo. Y puedo dejar asentado una vez
más, que no somos nosotros los que enseñamos, sino más bien
ellos nos enseñan a nosotros sus costumbres, sus alegrías, su
capacidad para afrontar los problemas y tristezas…
Una vez más, agradezco al Hno. Horacio por haber pensado,
hace 9 años atrás, la Experiencia Pedagógica Misionera Marista,
con rasgos sobresalientes de San Marcelino y adaptada a las
distintas expresiones espirituales de fe de todos los integrantes
que conforman el grupo misionero y que participan año tras año,
desde una propuesta formativa dentro de un Instituto Superior.
Experiencia que casi no se encuentra en otras instituciones de
nivel superior. Por eso, es una bendición poder tenerla en la
nuestra, con esta proyección en Santiago del Estero. Deseo que
esta experiencia misionera se pueda extender aún más, no sólo
geográficamente sino también en número de misioneros maristas
con vocación y voluntad de ser un granito de mostaza, que con
la sola fe puedan mover las montañas más allá de las fronteras.
Nos hemos venido con más riqueza en la mochila de la que
llevamos para dar. Riqueza que luego debe ser compartida con
los demás y que nos ayuda a crecer un poco más cada día.
Gracias a Dios, el predio de esta escuela posee una obra marista,
que es la Salita de primeros auxilios San Marcelino Champagnat.
Gracias a este espacio y a la presencia de profesionales de la
salud pertenecientes al grupo misionero marista, ha sido posible
la atención médica sanitaria y preventiva que durante esos días
se brindó sin cesar y sin descanso.
Hemos dejado información necesaria en las casas sobre las
eventuales actividades en el área de la salud que se iban a
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Claudio Gabriel Molina
Alumno de 1º año EGB / 2º año Ciencias Religiosas ISMA