Instituto Superior Marista (A-730)
Aula Magna - Nº 10
Que los docentes de las escuelas que nos
acogen:
Hno. Diego Leroy, Belén Brenzoni, Andrés García,
Noelia Brenzoni, Pablo Torres…
* Logren enriquecerse con nuevos aportes
pedagógicos y didácticos.
* Sientan el deseo de seguir actualizándose
para ayudar mejor a sus alumnos.
* Intercambien sus experiencias docentes.
Desde estás páginas expreso un agradecimiento
muy vivo y especial para la Profesora Norma Muñoz,
ferviente y entusiasta animadora de las experiencias
misioneras en estos últimos cuatro años. Sin su
valiosa colaboración y generosa dedicación estas
experiencias hubiesen carecido de calidad y
dinamismo, especialmente en la escuela secundaria
Hipólito Irigoyen. Ella se trasladará a Estados Unidos
por dos años. Durante este plazo la extrañaremos y
sentiremos su ausencia. Gracias, Norma, por todo
lo que sembraste!!!!
Como en años anteriores, nos hemos sentido
muy bien recibidos por la gente de los
distintos parajes, como así también por los
directivos y docentes de las escuelas. Hemos
podido llevar adelante nuestro programa de
acción con total apoyo de las comunidades
locales.
Han sido unos días plenos, de mucho trabajo;
días llenos de alegría para los chicos de las
escuelas, donde se intensificaron esfuerzos con
respecto a la catequesis, la lectura, la escritura
y el cálculo. Las visitas a las familias y demás
actividades comunitarias (charlas, procesiones,
celebraciones de la Palabra…) resultaron muy
enriquecedoras. Somos conscientes de que
tenemos que hacer aún un mayor trabajo para
movilizar a las familias a la participación.
Finalizo haciendo mías unas palabras expresadas
por una integrante del grupo:
«Siento que todo esto fue un regalo de Dios, de la
Virgen y de San Marcelino Champagnat, por ser
elegida para esta misión. Hemos podido trabajar
mucho y bien con los chicos de la escuela y con las
familias. Siento que dimos nuestro corazón para que
todo se logre, pero hemos podido hacerlo gracias
al grupo misionero, que se mostró comprometido,
entusiasta y lleno de esperanza. Mi sentimiento es
de felicidad…»
Valoramos mucho la buena predisposición de los
directivos y docentes de las distintas escuelas,
quienes están llevando adelante su trabajo
educativo con esfuerzo y preocupación, aunque
la realidad educativa santiagueña deje mucho
que desear.
Doy gracias a Dios, de quien provienen todos
los dones materiales y espirituales, a la Virgen
nuestra Madre y a San Marcelino Champagnat
por elegirnos, inspirarnos y ayudarnos en el
cumplimiento de esta misión.
Quiero agradecer a todos aquellos que hicieron
posible una vez más esta experiencia. Son
muchas las personas que han trabajado
por ella, algunas desde lugares ocultos y
casi desconocidos. En primer lugar, quiero
agradecer a todos los alumnos y alumnas de
ambos Institutos terciarios que aceptaron vivir
este desafío misionero. La alegría, la paz y
satisfacción que ahora sienten (y que se reflejan
en los testimonios que siguen) son frutos de
esa decisión generosa. En segundo lugar,
no puedo dejar de nombrar a los profesores
que directamente prepararon y asumieron
la animación pedagógica y evangelizadora:
Norma Muñoz, Ana María Veglio, María del
Carmen Ruberto, María Luz Rivas, la doctora
Lilián Díaz y Pablo Molina. Son muchos más
los que deberían ser nombrados, pero resultaría
complicado hacerlo aquí. En tercer lugar,
agradezco a los colaboradores de dentro y fuera
del ámbito marista, especialmente a: Diego
Benitez, Oscar García, Sandra Bobadilla, Noelia
Aguilera, Hno. Maximiliano Berone,
Hno. Horacio Bustos
Responsable del grupo misionero marista
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