Revista Aula Magna | Page 20

Instituto Superior Marista (A-730) Aula Magna - Nº 10 los pequeños gestos de amor, entrega, compromiso y respeto hacen volver imprescindible el valor de la educación en nuestros tiempos. De la gente de Icaño me llevo el mejor de los recuerdos, si bien no tuve mucha oportunidad de hacer visitas debido a todas las obligaciones que teníamos con la enseñanza en la escuela, pude compartir momentos en aquellas tardes que hacíamos oratorio en la parroquia y se acercaban las madres o algunas mujeres del grupo de catequistas que se va formando en el pueblo. Es admirable ver la fuerza que tienen los lugareños, las ganas de poder hacer algo en la zona para comprometerse con su fe y poder transmitirla a los demás. Fue muy conmovedor poder compartir tantos proyectos que con un poco más de tiempo van a poder germinar y contagiar aún más a todo el pueblo. Si esto no es presencia de Dios, entonces me pregunto dónde está Él. Una experiencia muy particular que me sucedió es la siguiente: una mañana, luego de hacer la oración, dejamos en las manos del Señor y de la Virgen nuestra necesidad de conseguir un sulky para ir por las calles del pueblo a anunciar la procesión que iba a tener lugar dos días después. Salimos a buscarlo y a tan sólo caminar veinte metros nos encontramos con un hombre que por propia iniciativa se nos ofrecía para hacernos de remis. Sólo habíamos caminado veinte metros! Descubrimos maravillados que ahí estaba Dios, a través de este hombre que vino a nuestro encuentro. Ha sido una semana de gracia, una ocasión de ofrecerse a sí mismo, pero sobre todo una ocasión de «ser alcanzados por Cristo», como diría San Pablo. Agradezco a todos los que han rezado por nosotros, a los que nos han acompañado con sus oraciones. Agradezco especialmente a mis compañeros de misión, mi pequeña comunidad de vida, con quienes he compartido esta semana en la que Dios se hizo claramente presente en mi vida. José Escobar 4º año Ciencias Religiosas y Filosofía ISMA 18 Testimonio desde la Esc. N° 605 Regimiento 18 de Infantería - en el paraje La Costa 1° Una experiencia inolvidable cargada de vida Quiero compartir con ustedes los momentos que viví en Santiago del Estero durante esta experiencia misionera tan enriquecedora. Éramos un total de 53 los misioneros participantes, unidos por una inmensa alegría y expectativa ante la tarea que nos esperaba. Para muchos era la primera vez que participaban. En mi caso yo ya había ido el año pasado, donde estuve enseñando en la escuela secundaria de la localidad de Icaño. Este año fui destinada a trabajar campo adentro, a una escuela rural perteneciente al paraje llamado «La Costa» a 20 Km de Icaño. Fue interesante nuestro traslado a las escuelas rurales. Luego de un largo viaje desde Buenos Aires, arribamos sin problemas al pueblecito de Icaño donde nos organizamos en el salón parroquial y participamos de la misa dominical. Sobre el mediodía nos trasladamos al campo en dos grandes acoplados tirados por un tractor. Atravesamos distintas escuelas y parajes llegando a la Escuela Nº 605 de La Costa. Desde aquí cada pequeño grupo de misioneros se desplazó a sus respectivas escuelas que les fueron asignadas.