Revista Aula Magna | Page 18

Instituto Superior Marista (A-730) Testimonio Personal Vivencias de una experiencia pedagógica Nunca pensé que una semana pudiera cambiar la vida de una persona. Al escuchar la propuesta dada por el Hermano Horacio de viajar a Santiago del Estero para realizar esta misión, la respuesta fue inmediata: ¡Voy!, sin pensar lo que dirían en mi Colegio, ni en la plata que me costaría, ni dónde me quedaría a dormir o qué pudiera pensar mi familia: Yo estaba dispuesta a ir como fuera Lo más extraño era que cuando me preguntaban: «¿Pero, es obligatorio?, ¿por qué vas?», no sabía responder, sólo seguía el grito de mi corazón. Hubo algunas cosas que podían hacerme cambiar de opinión, como, por ejemplo, que el día que me iba mi mejor amigo bautizaba a la nena. Me daba mucha pena, pero no era motivo suficiente para no ir. Ese mismo sábado mi mamá se descompuso al mediodía, pero gracias a Dios se mejoró y pude partir, porque Él quería que yo estuviera allá donde más nos necesitaban. Aula Magna - Nº 10 Pero lo más importante fue el enorme amor y cariño que quedaría por siempre en su corazón junto a María y Jesús, porque estoy segura que supimos llegar a muchos corazones. Agradezco a Dios y al Hno. Horacio por haber vivido esta experiencia tan linda; por haberme dejado conocer un equipo tan maravilloso como el que fue a misionar, formado por gente tan solidaria y dispuesta a todo, por ayudar a los que más lo necesitan. Espero el próximo año volver a ir, porque extraño mucho a los chicos y a la gente de aquellos lugares. Los invito a todos los que quieran ir a sumarse a este proyecto, a abrir su corazón a los que menos tienen y a compartir lo que recibieron. Karina Montarzino 2º Año Profesorado Nivel Inicial - Lugano Testimonio desde la Esc. N° 605 del paraje La Costa 1° Estoy muy contenta de haber participado Para no aburrirlos mucho, les cuento que no se puede explicar con palabras lo vivido esa semana: las caricias, los abrazos y los besos de todos esos nenes están grabados en nuestra alma. (No puedo estar escribiendo esto sin que se me llenen los ojos de lágrimas, esperen, ya vengo, me voy a secar las lágrimas y sigo). Fue mi primera experiencia misionera en Santiago del Estero y estoy muy contenta de haber participado, ya que ésta marcó un antes y un después en mi vida. Es muy difícil explicar con palabras todas las cosas que vivimos y sentimos: entusiasmo, empuje, ansiedad, alegría en algunos momentos y tristezas en otros. Lo único que me queda por agregar es que a pesar del contexto en el cual se dictaron las clases fue muy gratificante y enriquecedor poder trabajar con ellos, aprender de sus costumbres, formas de pensar, de hablar… Si bien fue difícil por la diferencia de edad, pudimos manejar Al llegar estaba nerviosa, ansiosa y con algunos temores. Estuve en la Escuela Nº 605 del paraje La Costa. La gente en esa zona es muy humilde, generosa, bondadosa y muy agradecida. Todos los años esperan que los visite un grupo de jóvenes misioneros guiados por el Hermano Horacio. La escuela posee un comedor, una dirección, una cocina, tres baños y tres aulas. En una de estas aulas funciona el Jardín de Infantes, en otra el Primer Ciclo y en la restante el Segundo Ciclo. En cada aula hay sólo una docente y una de ellas es también directora. La escuela además de ocuparse del aprendizaje de los alumnos también les brinda el desayuno y el almuerzo. Dábamos clases por la mañana. Una compañera y yo nos ocupamos del primer ciclo. Sinceramente era un hermoso grupo de alumnos y en esa semana 16