Instituto Superior Marista (A-730)
Testimonio Personal
Vivencias de una
experiencia pedagógica
Nunca pensé que una semana pudiera cambiar
la vida de una persona. Al escuchar la propuesta
dada por el Hermano Horacio de viajar a
Santiago del Estero para realizar esta misión,
la respuesta fue inmediata: ¡Voy!, sin pensar lo
que dirían en mi Colegio, ni en la plata que me
costaría, ni dónde me quedaría a dormir o qué
pudiera pensar mi familia: Yo estaba dispuesta
a ir como fuera Lo más extraño era que cuando
me preguntaban: «¿Pero, es obligatorio?, ¿por
qué vas?», no sabía responder, sólo seguía el
grito de mi corazón.
Hubo algunas cosas que podían hacerme
cambiar de opinión, como, por ejemplo, que
el día que me iba mi mejor amigo bautizaba
a la nena. Me daba mucha pena, pero no era
motivo suficiente para no ir. Ese mismo sábado
mi mamá se descompuso al mediodía, pero
gracias a Dios se mejoró y pude partir, porque
Él quería que yo estuviera allá donde más nos
necesitaban.
Aula Magna - Nº 10
Pero lo más importante fue el enorme amor y cariño
que quedaría por siempre en su corazón junto a
María y Jesús, porque estoy segura que supimos
llegar a muchos corazones.
Agradezco a Dios y al Hno. Horacio por haber vivido
esta experiencia tan linda; por haberme dejado
conocer un equipo tan maravilloso como el que fue a
misionar, formado por gente tan solidaria y dispuesta
a todo, por ayudar a los que más lo necesitan.
Espero el próximo año volver a ir, porque extraño
mucho a los chicos y a la gente de aquellos lugares.
Los invito a todos los que quieran ir a sumarse a
este proyecto, a abrir su corazón a los que menos
tienen y a compartir lo que recibieron.
Karina Montarzino
2º Año Profesorado Nivel Inicial - Lugano
Testimonio desde la Esc. N° 605
del paraje La Costa 1°
Estoy muy contenta de
haber participado
Para no aburrirlos mucho, les cuento que no
se puede explicar con palabras lo vivido esa
semana: las caricias, los abrazos y los besos
de todos esos nenes están grabados en nuestra
alma. (No puedo estar escribiendo esto sin que
se me llenen los ojos de lágrimas, esperen, ya
vengo, me voy a secar las lágrimas y sigo).
Fue mi primera experiencia misionera en Santiago
del Estero y estoy muy contenta de haber participado,
ya que ésta marcó un antes y un después en mi
vida. Es muy difícil explicar con palabras todas las
cosas que vivimos y sentimos: entusiasmo, empuje,
ansiedad, alegría en algunos momentos y tristezas
en otros.
Lo único que me queda por agregar es que a
pesar del contexto en el cual se dictaron las
clases fue muy gratificante y enriquecedor poder
trabajar con ellos, aprender de sus costumbres,
formas de pensar, de hablar… Si bien fue difícil
por la diferencia de edad, pudimos manejar
Al llegar estaba nerviosa, ansiosa y con algunos
temores. Estuve en la Escuela Nº 605 del paraje
La Costa. La gente en esa zona es muy humilde,
generosa, bondadosa y muy agradecida. Todos los
años esperan que los visite un grupo de jóvenes
misioneros guiados por el Hermano Horacio.
La escuela posee un comedor, una dirección, una
cocina, tres baños y tres aulas. En una de estas
aulas funciona el Jardín de Infantes, en otra el
Primer Ciclo y en la restante el Segundo Ciclo. En
cada aula hay sólo una docente y una de ellas es
también directora. La escuela además de ocuparse
del aprendizaje de los alumnos también les brinda
el desayuno y el almuerzo.
Dábamos clases por la mañana. Una compañera y
yo nos ocupamos del primer ciclo. Sinceramente
era un hermoso grupo de alumnos y en esa semana
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