Revista Aula Magna | Page 8

ISMA - Instituto Superior Marista A-730 Estamos viendo avances importantes en el campo de la solidaridad. En nuestro Instituto ha crecido la colaboración interprovincial y regional, especialmente en el campo de la misión y de la formación Pero hay también aspectos que nos preocupan: Aula Magna Nº 14 En segundo lugar, nos enfrentamos a la tarea de ser educadores que comparten el carisma de Marcelino. Deseamos que nuestra experiencia se corresponda con nuestras palabras cuando hablamos de: No siempre tenemos una verdadera pasión por Jesús y su Evangelio. A veces, nuestra fe es insuficiente para sostener nuestra vida y misión. * Misión compartida. * Preferencia por los menos favorecidos. * Nuestro compromiso de evangelizar a través de la educación6. No siempre encontramos en nuestras comunidades el ambiente que permita la expresión de nuestra afectividad y que favorezca nuestro crecimiento humano y espiritual. Los desafíos de la gente de nuestro lugar, de nuestro lado. No hemos logrado hacer un discernimiento evangélico sobre la fecundidad de nuestras obras. La opción preferencial por los pobres continúa siendo una tarea inacabada. Las estructuras de animación y de gobierno no siempre responden a la complejidad de la situación presente. Encontramos dificultades para formar a nuestros responsables. Tomamos uno como muestra. “Se sugiere integrar en los nuevos nombramientos futuros, además de la antigüedad en la tarea docente y la realización obligatoria de cursos preparatorios, la evaluación del candidato por parte de una co­ misión de miembros de la Institución marista y de técnicos en gestión Seguimos a Jesús como María y con ella. Como los doce, como María y las otras mujeres que le acompañaron, pertenecemos a la comunidad de Jesús. Somos sus amigos y discípulos. En María reconocemos los rasgos de nuestra identidad marista: Ella nos enseña a dar a Dios un sí generoso; a ser peregrinos en la fe y discípulos de Jesús; a desarrollar la actitud de escucha; a discernir las llamadas de Dios, meditando los acontecimientos y guardándolos en nuestro corazón; a alegrarnos y reconocer con gratitud las maravillas que el Señor hace en nosotros. María nos invita a cultivar la sencillez y la transparencia en nuestras relaciones, a construir comunidades orantes como la del cenáculo y cálidas como en Nazaret. Con el estilo de María, somos miembros de una Iglesia-comunión, y establecemos con los laicos relaciones más fraternas que jerárquicas. María nos enseña a estar efectivamente cercanos a los niños y a los jóvenes, como ella lo estuvo con Jesús; a proclamar valiente y proféticamente la preferencia de Dios por los pequeños; y a desarrollar los sentimientos maternales de afecto y de ternura. Nos queda mucho camino por recorrer. Nos preguntamos por las nuevas formas y lugares de nuestra misión. Estamos convencidos de que la educación es un ámbito privilegiado de evangelización y de promoción humana. Expresamos nuestra gratitud a todos los educadores (hermanos y laicos) implicados en nuestros colegios y en otras obras maristas. Pero, al mismo tiempo, nos quema el deseo de que nuestras instituciones sean más evangelizadoras y promotoras de la justicia. Promovemos el derecho a una educación para todos y orientamos nuestra misión marista en esta dirección5. Entramos con esperanza en la dinámica de los desafíos El desafío de los niños y de los jóvenes Marcelino inició un movimiento profético, aglutinando en torno a su carisma las voluntades de cientos de seguidores suyos en su tiempo. Este mismo carisma se sigue perpetuando en nuestras actitudes y trabajos. Estamos llamados a permanecer abiertos al Espíritu y a modelar el futuro de manera aún más decidida siguiendo su visión dinámica.1 Los retos a los que nos enfrentamos son, en primer lugar, aquellos en los que están implicados los jóvenes. Tenemos que escuchar, preguntar, investigar, rezar y mirar nuestro mundo a través de los ojos de los jóvenes. Hemos optado por no quedarnos quietos e inactivos ante la “realidad” de la desigualdad social y cultural que caracteriza a todas las sociedades, y que nos resulta más hiriente aún cuando la vemos en conjunto. * Transformamos nuestras estructuras actuales. * Iniciamos nuevos proyectos. * Nos unimos en solidaridad universalmente. 5 Cf. Doc. Optamos por la vida, Doc. del XX Capítulo general. educativa”7. Esta sugerencia que aparece enmarcada en El cuadro de la formación de directivos supone Enfrentarse a las situaciones de formación inicial, capacitación para tareas directivas, o bien a la formación permanente. ¿Qué pueden suponer cada una de ellas? ¿Cómo las entendemos prácticamente en nuestro entorno? ¿Cuáles son los medios de que disponemos? ¿Es posible,