ISMA - Instituto Superior Marista A-730
Aceptar el reto de “salir”, implica ciertos sacrificios y renuncias, pero
la recompensa es incomparable, esta es una realidad que pudimos
palpar todos aquellos que participamos en la Experiencias Pedagógicas
Misioneras en Escuelas Rurales de Santiago del Estero.
El encuentro con los jóvenes y niños en el trabajo diario realizado en
las escuelas, ya sea a través de las clases preparadas con anterioridad,
de los talleres, de los momentos recreativos, etc., nos recordaron ese
amor de Cristo que surgió en medio de los niños y jóvenes, quienes
despertaron en nosotros el deseo de trabajar y luchar, como dice parte
del lema que nos acompañó durante toda la misión.
Es de destacar que este experiencia permitió una vez más, la
concreción de un trabajo de coordinación de alumnos y profesores del
Instituto Macnab Bernal, que suma sus fuerzas a las del ISMA desde
ya hace ya varios años, y el Instituto Superior Marista. Tal experiencia
nos brinda la posibilidad de llevar a cabo esta misión de aprendizaje
–servicio en un contexto que resulta tan difícil como familiar, en un
trabajo mancomunado en el que el respeto y la alegría en la entrega
están siempre presentes.
Aula Magna Nº 14
arbustos que apenas dan un marco verde a la extrema aridez del
terreno. Es un lugar donde uno se conecta con el cielo y por la noche,
pareciera que las estrellas están ahí nomás para tocarlas.
La escuela fue nuestra casa durante estos seis días y el director
y su gente nos recibieron con la clásica cordialidad santiagueña,
permitiendo sentirnos como en familia.
Amanecíamos con el canto del gallo y ahí comenzaba nuestra
actividad; mate y café de por medio, para recibir a los 110 chicos que
llegaban muy temprano a desayunar. Adela, la cocinera de la escuela,
es la abuela de todos y se las ingenia para que lo que hay, alcance para
todos. Los chicos desayunan y almuerzan en la escuela; en realidad no
sólo ellos sino también sus hermanitos y de este modo se aseguran
que aunque no haya nada más para comer en el día, ya hicieron dos
comidas importantes en la escuela.
Los chicos asisten a clase puntualmente: con sus guardapolvos
impecables, ya sea a caballo, en sulky o caminando. Sus caritas quedan
en nuestras retinas y en nuestros corazones. Durante esa semana
cubrimos todos los grados de Primaria incluidos los recreos como
también los partidos de fútbol que disfrutamos a pleno acompañados
por Elenita y dirigidos por Luís.
Organizamos juegos y bingos para los chicos y también ferias
americanas para los más grandes. Cada actividad reunió a la gente
del paraje y fue una fiesta; los chicos nos regalaron su alegría y los
grandes, su calidez expresada en las tortillas y los mates compartidos.
El trabajo fue nuestra oración ofrecido a María quien presidió cada
momento vivido en Navicha Quedaron cosas pendientes, sin duda,
pero también sabemos que Dios nos dará la oportunidad de volver el
año próximo. ¡Navicha y su gente nos esperan!
“A mi me pareció una experiencia muy buena en la que aprendimos
mucho de los chicos. Nunca había ido a misionar y por ser la primera
vez no sabía con lo que me iba a encontrar”.
GRUPO MISIONERO EN ICAÑO: El mensaje que nos trasmitió el
grupo misionero de Icaño fue que “Dios nos amó primero y su amor
está en nuestros corazones. También nos dejó la certeza de que Dios
nos ama como Padre y que nadie nos ama como ÉL”
Pudimos conocer gente maravillosa que se entrega confiando en que
el amor vence al mal.
“El grupo de trabajo que formamos en Navicha, se caracterizó por el
compañerismo, el respeto, la solidaridad y la sensibilidad demostrada
por todos los integrantes, haciendo que naciera un fuerte lazo de
amistad y cariño entre todos nosotros”.
“Por supuesto me encantaría volver a este hermoso paraje, con este
genial equipo de trabajo al que quiero muchísimo y me encantó
compartir esos días”.
PARAJE LA COSTA 1: Nuestra experiencia pedagógica misionera fue
un desafío maravilloso por la entrega, compromiso, alegría, esfuerzo
Con la misión, fuimos invitados a dar un salto hasta Jesús, escuchando
su Palabra y pidiendo que nos dé su Luz, que nos permita ver para
caminar como hijos de la luz.
Con el testimonio del grupo misionero comprobamos una vez más que
“Hay más felicidad en dar que en recibir”; y que Dios no se deja ganar
en generosidad. Así se renovó el ánimo a catequistas, maestros y niños
para seguir tras las huellas de Jesús. También la entrega generosa
de los misioneros nos enseñó que “hay una sola cosa necesaria” (Lc.
10,42) y que hay que saber elegir la mejor parte. Porque la Vida es
un milagro de amor; porque la vida es un regalo y sólo la merecemos
dándola.
NAVICHA es algo especial: es un paraje en medio del monte y la
escuelita se encuentra perdida entre la tierra suelta y los pocos
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